Uno de los personajes más enigmáticos de la historia policial de la ciudad volvió a hacerse notar. Cómo en su última aparición y en otras tantas, su blanco fue un micro que circulaba por la zona oeste. Una vez más, no hay testigos que hayan visto su accionar y mucho menos que puedan aportar algún dato que al menos lo identifique. En esta ocasión, no hubo lastimados entre los pasajeros del colectivo. Se trata del Loco de la Escopeta, quien en la calurosa siesta del domingo percutó su arma una vez más.
El hecho ocurrió en Mendoza al 5800 poco después de las 14.30. Por el lugar, hacia el oeste, circulaba el interno 262 de la línea 145/119 de la empresa Rosario Bus al mando de Jorge Mario Gómez. Un estallido sorprendió a la decena de pasajeros en la unidad.
"Lo primero que el chofer pensó fue que había reventado un neumático y por eso detuvo la marcha inmediatamente una vez que traspuso la esquina con Solís", dijo un vocero de la comisaría 14ª, con jurisdicción en la zona del ataque.
Sin embargo, al levantarse de su butaca, Gómez comprendió que su pronóstico era errado. La segunda ventanilla del lado izquierdo del colectivo se había hecho añicos. En el pasillo interior de la unidad, había varios perdigones de escopeta.
El chofer comprobó que no había pasajeros lastimados. Ninguno de ellos dijo haber visto a quien disparó. "Siempre tenemos el mismo problema, nunca hay testigos que puedan aportarnos datos sobre lo sucedido", confió el vocero.
Ante ello, Gómez esperó la llegada de otro micro y luego de transbordar a los pasajeros fue hasta la comisaría para radicar la denuncia. "Volvimos al lugar en el mismo colectivo pero no encontramos el taco disparado por la escopeta. Sólo pudimos rescatar los perdigones diseminados en el micro", dijo la fuente policial.
Tras el hecho, el colectivo fue sometido a pericias de balística para determinar "no sólo el tipo de proyectil disparado sino también el posible ángulo y la dirección del disparo", dijo el vocero a la vez que aclaró que "no obstante ello es muy difícil determinar algunos puntos porque el colectivo es un blanco en movimiento y sabemos, por algunos casos anteriores, que los disparos pudieron partir desde otro vehículo en movimiento".
La historia sin fin
La última vez que el Loco de la Escopeta apareció públicamente fue el 31 de diciembre de 2001. Aquel día, poco antes de las 20.30, disparó contra un colectivo de la empresa Central Argentino que cubría el trayecto entre Rosario y San Jorge, a la altura del complejo Village.
Como ocurrió este domingo, el último día del año anterior la segunda ventanilla del lado izquierdo fue la alcanzada por una perdigonada. En aquella oportunidad la policía pudo secuestrar un taco calibre 16 y comprobar que el tiro partió de derecha a izquierda y de un vehículo en movimiento que circulaba en sentido idéntico.
Antes de ese caso, la noche del 26 de diciembre de 2001, el francotirador había atacado al interno 18 de la línea K que circulaba hacia el oeste por Mendoza al 5900, a sólo 100 metros del caso ocurrido el domingo. Entonces, una chica de 16 años sufrió heridas cortantes en el hombro al estallar una de las ventanillas de la unidad.
Durante 2001, además de los hechos mencionados, se registraron al menos otros diez ataques similares y casi siempre en el corredor preferido por el Loco de la Escopeta: las avenidas Eva Perón y Mendoza, en los barrios Azcuénaga y Belgrano (en algunas ocasiones también actuó sobre avenida Alberdi). Claro que la historia de este personaje enigmático se remonta a noviembre de 1992 y desde entonces se cuentan unos 70 casos nunca resueltos.
La Ciudad
