SALVADOR DI STEFANO
El viernes último se reavivó la interna entre el BCRA y el Ministerio de Economía. Mientras que un director de la autoridad monetaria, Guillermo Lesniewer, manifestó que se puede levantar el corralito y también devolver los depósitos reprogramados inferiores a los diez mil pesos; el presidente Eduardo Duhalde desautorizó las apreciaciones del director del BCRA diciendo que no pueden realizar anuncios económicos y desconociendo la independencia del organismo monetario.
Por otro lado, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, critica a las autoridades del Central, al manifestar que no están cumpliendo las funciones que les corresponden.
De todas estas declaraciones se desprende que las diferencias no sólo existen, sino que se profundizan. El Central juega semanalmente tres partidos: todos los días con los exportadores, a quienes les gana por goleada y finaliza la jornada diaria con saldos positivos; dos veces por semana interactúa en el mercado de letras e incrementa su endeudamiento -690 millones de dólares- y se convierte en una deuda peligrosa de manejar dada la escasez de efectivo; y el tercer partido lo juega con los organismos financieros internacionales, ya que al no llegar el acuerdo con el FMI hay que desembolsar dólares para afrontar los pagos con estos organismos, perdiendo reservas. Como se puede apreciar, el Banco Central informa a diario jugosas ganancias de dólares que liquidan los exportadores, pero relativiza las pérdidas que asume cuando coloca endeudamiento o tiene que hacer frente a préstamos del exterior.
Las reservas del BCRA ascienden a 9.070 millones de dólares, pero si detraemos el endeudamiento en que incurre, las reservas netas sólo alcanzan a 8.380 millones de dólares, cifra muy exigua para enfrentar una corrida cuando los exportadores comiencen a liquidar divisas a un ritmo menor que el actual.
Por otra parte, las entidades financieras comienzan a ver con preocupación la fecha clave que es enero de 2003, que es cuando tienen que comenzar a devolver los depósitos reprogramados, con un horizonte de vencimiento de ocho mil millones de pesos para todo el año 2003. Sin poder cobrar el CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) y sin poder realizar ejecuciones, con lo cual los deudores alargan la posibilidad de realizar los pagos, ya que siempre es mejor no apresurarse y esperar si alguna medida no termina favoreciéndolos más todavía.
En este escenario, los bancos cobran muy poco de los préstamos otorgados y el dinero que capturan va las arcas del BCRA para financiar el déficit del Estado.
La recomendación
La recomendación pasa por no invertir en pesos, ya que más tarde o más temprano el ajuste del dólar sobrevendrá y las jugosas ganancias hasta ahora realizadas se pueden escurrir como agua entre los dedos.
Una operatoria interesante es invertir en letras del BCRA con tasas del 70% anual en pesos y buscar una cobertura del dólar en el Mercado a Término de Rosario, el cual podría dejar una ganancia del 1,2% en dólares a 14 días, que proyectada anualmente, daría una tasa cercana al 36%.
Como se nota, si no desea estar en dólares, debe recurrir a una inversión en pesos, pero lo más adecuado sería tomar cobertura. Es el momento adecuado para que la utilicen los amantes del riesgo, el resto abstenerse y sólo acumular dólares en cajas de seguridad que rentan el 0% anual.
El gobierno sigue aburriendo cada quince días repitiendo la dicotomía corralito sí o no. El resultado es que sigue, ya que si lo abren pierden la recaudación del impuesto al cheque. Y mientras se degradan las instituciones.