Para los equipos humildes, esos que hacen todo a pulmón, los empates fuera de casa suelen ser recibidos con la mejor cara. Más aún si el antecedente más próximo es un 4 a 0 como el que Córdoba venía de sufrir ante Ferro. Pero el fútbol no sabe de verdades absolutas. Por eso, lo que en la previa era considerado un buen resultado para los charrúas, terminó siendo un reparto con gusto a poco, una igualdad desabrida que no sólo despertó lamentos sino también broncas.
El gol de Estudiantes llegó en el segundo de los tres minutos de descuento y, como si ello fuera poco, tras un córner en el que Javier González se le colgó claramente a Reyna. Della Marchesina aprovechó el débil despeje del rosarino y puso el justo 1 a 1 cuando más de un plateísta local ya caminaba por las calles de Caseros maldiciendo a sus jugadores.
Más allá de lo que indicó la chapa final y de aquel polémico desenlace, Córdoba entregó algunos indicios de que la recuperación es posible:
1) De Lemos respondió acertadamente cada vez que lo exigieron y espantó los fantasmas surgidos luego de la grave lesión de Cancelarich. El año pasado, cuando Teresa debió ver varios partidos desde afuera por problemas de rodilla, ni Jeremías Gallego ni Sanchís fueron capaces de hacerlo olvidar. De ahora en adelante, De Lemos deberá ratificar que puede ser una variante confiable y no un remiendo cuyo nivel dependerá del pie con que se levante cada sábado.
2) La defensa se reivindicó después de esa invitación a la goleada ajena que fue ante Ferro. Preocupados por no repetir errores que costaron caro, a los del fondo se los notó atentos y dispuestos a luchar cada pelota como si fuera la última. El abanderado fue Melli, oportuno para llegar a los cierres, firme en el juego aéreo y con tiempo para salir jugando, toda una rareza en una división.
3) El mediocampo también exhibió una leve mejoría, aunque su principal déficit sigue estando en la creación. Reyna tampoco logró erigirse en el conductor que Córdoba pide a gritos. Para compensar esa carencia, el equipo intentó llegar por los costados. Brandán y Olsina generaron cierto peligro en las cuatro ocasiones (dos cada uno) en las que se animaron a pasar la mitad de la cancha con ánimos de lastimar al rival. Un atenuante para la falta de fútbol asociado: en lugar de rodar, la pelota iba a los saltitos por el poceado césped.
4) El olfato goleador y la voluntad de Robisso, quien se ganó un lugar entre los once. El delantero convirtió el primer gol charrúa en el campeonato definiendo con mucha frialdad, se perdió otro e inquietó con su movilidad. Su presencia dotó de mayor agresividad al ataque.
Córdoba vivió el empate casi como una derrota. Pero el repunte en su rendimiento debería obrar como digestivo para el mal trago que le dieron de beber.
Síntesis
Estudiantes 1: Arnaudo 5; Gojmerac 5, F. Ruiz 5, J. González 5 y Rovetto 5; Magallanes 5, Pignataro 5, Della Marchesina 6 y Luz 6 (65' Umbides 5); Armesto 4 (72' Rojas) y G. Fernández 4. DT: J. Dubanced.
C. Córdoba 1: De Lemos 6; Oliva 6, Melli 7 y Yocco 5; Valiente 5, Santos 5, Brandán 5, Reyna 4 y Olsina 5 (77' Cárdenas); Calabrese 4 (72' Marchano) y Robisso 6. DT: R. Palma.
Cancha: Estudiantes.
Arbitro: Alejandro Toia 4.
Goles: 84' Robisso (CC) y 92' Della Marchesina (E).
Expulsados: No hubo.