Santa Fe. - A pocas horas de conocerse las declaraciones efectuadas por el padre José Guntern a distintos medios de comunicación capitalinos, en particular las emisoras de radio LT9 y LT10 en torno a una carta enviada al arzobispo Edgardo Gabriel Storni, sorpresivamente se desdijo en la noche del jueves en la sede del Arzobispado de Santa Fe y ante escribano público de todo lo narrado a la prensa con anterioridad.
Con sus declaraciones, el padre Guntern se había convertido en una pieza clave para la investigación iniciada desde la Justicia por las acusaciones de abuso sexual contra el arzobispo al confirmar la veracidad de la misiva que le enviara a monseñor Storni años atrás, pero en forma sorpresiva más tarde requirió la intervención de un escribano para retractarse de todo lo que había dicho pormenorizadamente a cuanto periodista le acercara un grabador.
Sin embargo, la actitud contradictoria del sacerdote se tornó más sugestiva aún cuando en la tarde de ayer reapareció la docente Silvia Mercedes Forti de Battistella, cesanteada de la escuela San Roque en diciembre 1994, quien exhibió ante La Capital una carta en la que el padre Guntern, a la sazón representante legal de ese colegio católica, le explica que debió tomar la "lamentable" decisión de despedirla porque "no soportaba más las presiones hasta de la Curia".
La carta en la que hace una referencia a la cesantía y sus sentimientos por la determinación está fechada el 28 de febrero de 1995 y dirigida a los "queridos Gaby y Silvia". En uno de sus párrafos les dice que "no se imaginan cuanto he sufrido y mantengo el mismo sentimiento por lo que ha sucedido. Lo declaro ante el Señor, que fui tremendamente presionado, hasta de la Curia, para que procediera de ese doloroso modo. Hoy lamentablemente, es ya algo irreversible, pero ya no podía soportar ese empacho".
Interrogantes
La aparición de la docente abrió ayer nuevos interrogantes sobre la actitud del padre Guntern porque admite las "presiones insoportables" que se ejercieron sobre él "para cesantearme por el hecho de haber reclamado por descuentos y diferencias que se producían en los pagos salariales, particularmente entre lo que figuraba en un recibo y la cifra de un cheque. En ese entonces yo también era delegada del Sadop", explicó Silvia.
La mujer sostuvo ante La Capital haber sido "víctima de una persecución despiadada en ese colegio, situación que se trasladó posteriormente hacia mi pequeño hijo de seis años cuando estaba cursando el primer grado culpándolo de cualquier cosa que sucediera en su aula, hecho que poco a poco se fue tornando insoportable, y que trasmití al padre Guntern".
La docente había revelado públicamente su caso en ocasión de presentarse el libro "Nuestra Santa Madre" por parte de la escritora Olga Wornat en la Feria del Libro, cuando afirmó que "fui sido víctima de una dura persecución por mis críticas en carácter de delegada gremial en la escuela católica San Roque y que por ese motivo desde el Arzobispado se presionó de tal manera al representante legal (el padre Guntern) hasta que se llegó a mi despido".
Ayer, este hecho era relacionado en distintos medios capitalinos con lo sucedido en el Arzobispado cuando ante un escribano público el padre Guntern produjo la retractación de sus declaraciones, hecho que posteriormente fue dado a conocer por el Arzobispado a través de un fax, en lo que se constituyó en su primer contacto oficial con la prensa tras un prolongado mutismo.
Texto del documento
La escritura Nº 162 difundida dice textualmente: "En la ciudad de Santa Fe, capital de la provincia del mismo nombre, a los 22 días del mes de agosto de 2002, ante mí, Ricardo Chaminaud, escribano público autorizante, titular del Registro Nº 8, constituido a solicitud del requirente en la sede del Arzobispado de la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, siendo las 21.30, ante mí comparece don José Tarcisio Guntern, argentino, nacido el 16 de mayo de 1920, célibe por su ministerio, con domicilio en Pasaje Roldán 5226.
"El compareciente es persona capaz de mi conocimiento y doy fe, requiere mi intervención para realizar la declaración que en consecuencia otorga y dice: En la carta enviada al Arzobispo de la ciudad de Santa Fe, monseñor Edgardo Storni, en ningún momento se realizó referencia a algún acoso de tipo sexual de parte de éste con relación a los seminaristas, que el empleo del término "desliz" no se refiere a lo sexual, sino como un error en actuación durante las vacaciones en Calamuchita (Córdoba). Ese término "desliz" se atribuyó a un acoso sexual y nada que ver, sino que el adolescente interpretó erróneamente los gestos afectuosos de monseñor Storni y la familia del seminarista".
Y sigue: "Asimismo, conozco que la misiva en cuestión ha originado la investigación de monseñor Arancibia la cual ha finalizado y es cosa juzgada ante la Santa Sede".
Posteriormente dice: "Leo la presente y la acepta por resultar lo requerido, siendo las 22 horas, firmado ante mí, y aparece la firma del escribano".