Año CXXXV
 Nº 49.580
Rosario,
sábado  24 de
agosto de 2002
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Antes de poner en marcha el auto, piense

¿Sabe usted lo que sucede en el primer segundo después que el auto golpea contra un objeto sólido (muro, por ejemplo) a 100 kilómetros por hora? Este artículo, extraído de la página web del Foro de Profesionales Latinoamericanos de Seguridad, es un poco fuerte pero luego de leerlo cambiará su actitud cada vez que suba al auto:
* En la primera décima de segundo, la defensa delantera y la parrilla se destruyen.
* Durante la segunda décima de segundo, el capot se destroza levantándose y golpeando el parabrisas, mientras que las ruedas traseras se levantan del piso. Simultáneamente los guardabarros empiezan a envolverse con el objeto sólido y aun cuando el bastidor del auto se ha detenido, el resto del vehículo todavía viaja a cerca de 100 km/h. El instinto hace que el conductor estire sus piernas contra el impacto y entonces se le rompen las uniones de las rodillas.
* Durante la tercera décima de segundo, el volante empieza a desintegrarse y la columna de dirección se incrusta en el pecho y las costillas del conductor. Esto no sucedería si el cuerpo se mantuviera en su lugar en la parte de atrás del asiento.
* La cuarta décima de segundo, más de medio metro del frente del coche está destruido, mientras que la parte trasera aún se mueve a unos 60 Km/h.
* En la quinta décima de segundo, el conductor queda aprisionado por la columna de dirección y la sangre llega a sus pulmones. En este momento, si trajéramos puesto el cinturón, sólo nos romperíamos las costillas por la presión pero no dañaría de manera importante los pulmones ni se lesionarían los órganos internos.
* En la sexta décima de segundo, el impacto es tan fuerte que a los pies se le salen los zapatos aunque estén bien atados. Los pedales se envuelven en los pies. El bastidor del auto se dobla por la mitad y la cabeza del conductor golpea el parabrisas y el tablero mientras las ruedas traseras, aún girando, caen nuevamente al piso. Si el cinturón estuviera puesto, la cabeza se mantendría en posición por la tensión normal ocasionada por el instinto de conservación.
* En la séptima décima de segundo, los ejes y las puertas caen del bastidor del auto, el cual atrapa al conductor que no lleva cinturón. Pero a él no le incomoda, porque ya está muerto y las últimas tres décimas de segundo no le significan nada, pues el problema son únicamente las primeras siete décimas de segundo.
Piense: Si el impacto hubiese sido con otro vehículo, la energía en juego duplica por la velocidad de ambos. Las consecuencias serán peores para el más débil.
Ahora, ¿quiere abrocharse el cinturón?


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