Los alumnos que terminarán este año el 9º año de la EGB en la Escuela Nº1.333 Nueva Esperanza de la comunidad Toba ven su futuro en el sistema escolar con mucha incertidumbre. Si bien todos aseguran que quieren continuar estudiando, consideran que las escuelas de la zona no los contienen en su diversidad cultural. Por eso, junto a los docentes, directivos y la comunidad educativa piden se cree un polimodal en la escuela a la que actualmente asisten.
Graciela Ruscitti, la directora de la Escuela Nº1.333, asegura que de los 50 alumnos que terminaron la etapa obligatoria el año pasado, sólo 5 siguieron el polimodal, otro tanto pide continuar en las escuelas medias para adultos y "no faltan los que quieren repetir el año para no dejar la escuela". Según sus palabras y la de una de las docentes de esta institución, Bibiana Pivetta, la situación se repetirá este año con un número similar de alumnos.
Las causas de este abandono no radica en la falta de voluntad de continuar un estudio, sino básicamente en la distancia cultural que aún persiste en entre las distintas instituciones, entre ellas la educativa. Lo cual se traduce -dicen los docentes- en desconocer los tiempos distintos de aprendizaje hasta situaciones de discriminación por pertenecer a la comunidad toba.
El proyecto para contar con el polimodal en el anexo donde funciona el tercer ciclo de la EGB -Garzón y Roullión- no descuida ningún detalle: la escuela cuenta con espacio físico, tiene un diseño de atención a la diversidad y plantean insertar las modalidades de producción de bienes y servicios y la de ciencias naturales. El pedido es para que el Ministerio de Educación asigne las horas cátedra necesarias y un personal directivo. Justamente, esta semana la comunidad educativa reiterará el pedido a la cartera educativa por medio de una nota firmada por todos sus miembros.
Distancia e inseguridad
La matrícula de la escuela es fluctuante. Si bien los asentamientos alrededor de la escuela crecen, las migraciones de sus pobladores son constantes. "Pero, particularmente en el tercer ciclo -reúne 200 alumnos en dos turnos- muchos chicos se cambian antes de tiempo de escuela, pensando que así lograrán insertarse más fácilmente. Sin embargo, al tiempo vuelven", dice la directora Ruscitti.
Laura tiene 19 años, es ex alumna de la 1.333 y asiste al polimodal de una escuela media ubicada a 15 cuadras de su barrio. "Es como que salimos de la nada", dice para expresar lo que siente en su nueva realidad educativa. A las palabras de Laura se suman las de Sandra, de 17, Elida, de 19, y Gabriela de 15 años. Todas coinciden en afirmar que "si ponen el polimodal" vuelven a "su escuela".
A la distancia -la escuela media más cercana está a 15 cuadras- se suma la inseguridad del barrio. "Por la droga te roban", dice David de 15 años, en tanto que Miguel y Gurmesindo también se quejan por la delincuencia y por la "discriminación" que sufren por el hecho de ser tobas. A estos planteos se suman otros que también muestran otras necesidades de contención a los alumnos. Este es el caso de Débora, una alumna de 13 años que está embarazada, y que asegura que cuando termine el 9º año no podrá seguir estudiando si debe alejarse de su hijo.
Algunas madres presentes en la charla con La Capital y los miembros de la comunidad se suman al reclamo para que el polimodal funcione en ese establecimiento. Lo hacen con los mismos argumentos que los alumnos y docentes, pero sobre todo pidiendo "un lugar propio para aprender".