El camión de Prosegur que fue asaltado frente al banco Bersa de Corrientes al 300 cuando se disponía a dejar 400.000 pesos, el jueves pasado, tenía como punto final de su recorrido a otra entidad financiera de la ciudad bonaerense de San Nicolás. Al parecer, este fue el único dato que orientó la búsqueda de los asaltantes hacia ese sitio, donde fueron ubicados al menos cinco de los ocho detenidos. Sin embargo, hasta ahora no habría pruebas concretas sobre la participación de estas personas en el atraco y el reconocimiento de los detenidos que deberán hacer los testigos, hoy o mañana, será decisivo para la suerte de los detenidos.
Una fuente judicial dio una idea ayer sobre la importancia que tendrán estos reconocimientos. "Si alguno es señalado por las personas que vieron a los asaltantes, seguirá detenido", dijo el vocero.
-¿Y si los testigos no reconocen a nadie?
-Entonces habrá que soltarlos.
La respuesta revela la debilidad que tendrían los indicios recogidos hasta ahora en torno a la participación de los sospechosos. En rigor, se trata de gente supuestamente "pesada" y muy conocida por sus antecedentes como ladrones expertos en bancos, sobre cuya actuación en el golpe del jueves casi no habría evidencias. Precisamente por eso el juez Jorge Eldo Juárez se muestra cauteloso ante sus colaboradores más estrechos y espera el resultado de los reconocimientos para definir la situación de los detenidos.
Sospechosos con antecedentes
Los detenidos identificados hasta ahora son José Marcatelli, Amadeo Guillermo Massara, Walter Silva, Luis Luque y Walter Sunir.
Marcatelli y Massara son quienes tendrían los prontuario más abultados. El primero de ellos fue condenado en noviembre de 2001 por un juez rosarino a 8 años de prisión por robo a mano armada, evasión y privación ilegal de la libertad, pero la sentencia no está firme porque su abogado apeló y la Sala II de la Cámara Penal todavía no produjo el fallo definitivo.
Conocido indistintamente como Gringo o El Negro, Marcatelli estaba preso en la Alcaidía de la Unidad Regional con sede en Cañada de Gómez, acusado por un robo a mano armada. De allí escapó junto a otros dos detenidos después de robarle el arma a un cabo primero y de herirlo gravemente en el abdomen con una chuza, un arma blanca que los reos fabrican caseramente dentro de las prisiones.
Después de huir de la alcaidía, Marcatelli y otro prófugo de apellido Balbuena interceptaron una camioneta y sin bajar a sus ocupantes escaparon del lugar. Después de una intensa búsqueda el Gringo fue recapturado, procesado por la evasión y juzgado. Mientras esperaba la sentencia fue liberado porque había pasado demasiado tiempo detenido sin condena. Por eso estaba en San Nicolás el viernes a la tarde, cuando la Brigada de Inteligencia de la policía rosarina fue a buscarlo.
No fue la primera vez que Marcatelli tuvo suerte con la Justicia. En San Nicolás ya lo habían vinculado al homicidio de un productor agropecuario pero tampoco en este caso llegó a ser condenado. En su prontuario figuran muchos antecedentes policiales y varios judiciales, pero apenas hay un par de condenas leves por delitos menores. Algunos lo vinculan a bandas mixtas, integradas por delincuentes y policías, y por eso mismo le atribuyen un halo de protección que los detectives rosarinos no tuvieron en cuenta cuando fueron a detenerlo.
Massara también tiene antecedentes como pesado y hasta se lo vincula con un crimen en una villa de Ayacucho y Centeno, en Rosario, ligado al tráfico de drogas.