Pedro Squillaci / La Capital
En poco tiempo más, los rosarinos sacarán sus residuos orgánicos en una bolsita y los inorgánicos en otra. El objetivo es recuperar la mayor cantidad de elementos como el vidrio, plástico, papel y cartón, y facilitar el trabajo de recolección informal de la basura. El proyecto, del concejal radical Pablo Javkin, se implementaría en principio en los edificios y es compatible con el empleo de contenedores para residuos domiciliarios. La idea es colaborar con la limpieza de la ciudad evitando la rotura de bolsitas por parte de los cirujas. La iniciativa está en la comisión de Ecología, pero ya cuenta con el guiño de la Municipalidad y con el apoyo de los distintos bloques. Algunos porteros de edificios del centro, por iniciativa propia, ya seleccionan los residuos orgánicos (son biodegradables, como los restos de comida, frutas y verduras) e inorgánicos (su descomposición natural es muy lenta y se reciclan artificialmente, como plásticos, latas, vidrios, gomas, papel), y los colocan en inmensas bolsas de consorcio antes de sacarlos a la calle. "La recolección diferenciada permite el mayor aprovechamiento de lo que se tira. La gente tiene una tendencia solidaria, sólo es cuestión de incentivarle el hábito y explicarle que está ayudando a alguien que se gana el peso con lo que saca de la basura", dijo Javkin, quien preside la comisión de Ecología. En principio, los consorcistas serían los primeros interesados en el sistema. Jorge Kaial, administrador de 48 edificios de la zona céntrica (unas dos mil familias), destacó que "todos los vecinos se quejan por la proliferación del cirujeo". Y agregó que la mayoría está de acuerdo en implementar la separación de los residuos "siempre que el nuevo sistema no se traduzca en más gastos para la gente". El temor de los vecinos apunta a que tengan que pagar un nuevo contenedor para esta tarea. Pero el secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Miguel Lifschitz, disipó este inconveniente. "La separación de residuos no sería un problema adicional en cuanto al uso de los contenedores. Al contrario, en principio se trabajaría en edificios que tienen tres o cuatro contenedores, así que se destinaría uno para los residuos reciclables", aclaró. Actualmente, en barrio Fisherton Oeste se seleccionan los residuos, y hay cuatro cooperativas (San Martín, Palomar, Tío Gallego y Triángulo) que reciben basura separada de grandes empresas. "Si este sistema se lleva a cabo masivamente se generarían pequeñas cooperativas de trabajo, que le darían empleo a mucha gente de menores recursos", destacó Lifschitz.
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