Año CXXXV
 Nº 49.576
Rosario,
martes  20 de
agosto de 2002
Min 3º
Máx 13º
 
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La gente dijo que el show debe seguir
Finalizó la sexta edición del Festival de Jazz Rosario
El encuentro contó con una enorme adhesión del público, que colmó las instalaciones del Parque de España

José L. Cavazza / La Capital

El VI Festival de Jazz Rosario dejó mucha tela para cortar. En un año de profunda crisis económica y de bolsillos flacos, donde hasta se dudó bastante sobre la realización del mismo, la respuesta del público en las cuatro noches de la programación central en el Parque de España fue mayor a cualquiera de las ediciones anteriores del festival. Jueves y viernes, con tres cuarto de sala cubierta, y sábado y domingo, el teatro colmado. Quince grupos tocaron en el Parque de España y cerca de 20 se presentaron desde inicio de agosto en distintos bares, la sala Lavardén y el teatro La Comedia. El público -muchísimos jóvenes- terminó confirmando de que el festival organizado por Cultura municipal tenía que seguir realizándose, a pesar de la mishiadura y el bajo presupuesto.
Este año no hubo número internacional por razones más que obvias. El año pasado el encuentro había sido cerrado por el brasileño Egberto Gismonti, y en el 2000 había tocado el uruguayo Hugo Fattorusso y su grupo durante la última noche. La austeridad con que se desarrolló este año el encuentro hizo temer que la convocatoria disminuyera. Prácticamente sin grupos de renombre (el gancho de todo festival), menos publicidad en los medios y casi sin afiches en la calle, el público respondió como nunca. Todo un misterio.
Las cuatro noches del Parque de España sirvió de síntesis de lo que hoy es el jazz. Propuestas basadas en música argentina y latinoamericana; recitales a puro bop; el acento puesto en lo melódico; estructuras que hicieron caso omiso a las melodías; versiones de standars y muchas composiciones originales.
También en el Parque de España, aunque una semana antes del programa central, desde Buenos Aires llegó La Cornetita -con dos Fabulosos Cadillacs en su formación-, con una propuesta tan riesgosa como de alta calidad: una música entre el free jazz de Ornette Coleman y el sonido de los instrumentos que acompañan a Tom Waits.
El baterista Sebastián Mamet (tocó con La Revancha y el Chivo González Niúcuintet) fue de lo mejor escuchado en las últimas cuatro noches del festival, respecto a las actuaciones individuales. También fue muy bueno el intercambio de solos de saxo y trompeta entre Chivo González y Pedro Casís en el nuevo grupo del saxofonista; lo hecho por Mauro Namías, el guitarrista de Kwyjibo -una de las bandas debutantes-, y por Leonel Lúquez que arriesgó con un recital a solo piano, tan compacto como templado.
Dos incursiones con buenos resultados: la de Claudio Lanzini, en saxo barítono, en el Helio Gallo Cuarteto, que agregó un tono de calidez al viejo swing del piano de Gallo, y la de Tito Méndez, en saxo tenor, en Conexión Cuarteto, sumando polenta y solos muy free a la ya de por sí intensa banda del baterista Omar Pogonza.
Lo mejor: La Revancha, la banda del saxofonista Julio Kobryn. Un recital redondo a base de composiciones originales, salvo una versión de "Retrato en blanco y negro", de Tom Jobim. Bases de vals, bossa y hasta un candombe, con un jazz grupal de alto vuelo. Chivo González Niúcuintet -quizá el más aplaudido de las cuatro noches- también se destacó con un bop punzante y excelentes solos. El dúo Olivera-Lúquez dio otra muestra de buena música y fina sensibilidad.
La sorpresa: la propuesta de Fuga de Cerebros. Un bajo algo funky, lanzando grooves potentes; un teclado jazzero, y una batería rockera. Un sonido abrasador, escasa melodía y un show a pura adrenalina.
Estrenos: El Umbral interpretó algunas de los temas de su nuevo disco, "16 pistas". Una murga y varias obras al puro estilo de la banda de los hermanos Suárez, Nono Belvis y Fernando de la Riestra.
Revelaciones: la pianista Laura Shocrón (La Revancha y Fuga de Cerebros) y el bajista Franco Fontanarrosa (Fuga de Cerebros).
El regreso: el de Hugo Pierre, con un show ameno junto al pianista Juan Carlos Cirigliano. Un recorrido por numerosas vertientes del jazz, a puro profesionalismo. Lástima que se llevó más veces a los labios el saxo que el clarinete.



Tito Méndez se incorporó a Conexión Cuarteto.
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