San Pablo. - La campaña electoral se calienta en Brasil, en medio de una grave turbulencia financiera y a las puertas de un histórico encuentro previsto para mañana entre el presidente Fernando Henrique Cardoso y los candidatos a sucederlo en las elecciones presidenciales de octubre. Sin embargo, el encuentro ya está rodeado de una tensa expectativa, toda vez que los candidatos buscan marcar distancia de la política económica vigente, al tiempo que Cardoso precisa demostrar al mercado que el traspaso de poder será marcado por la calma.
"La semana termina con un hecho político insólito. Para dominar la crisis financiera y retomar el control sobre lo que resta de mandato, el presidente decidió reunirse con los candidatos a su sucesión y garantizar compromisos mínimos con los términos del acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI)", destacó la consultora Goes y Consultores. "La operación es simple, haciendo un llamado a la responsabilidad de los candidatos, Cardoso arrancaría un compromiso fuerte para dar credibilidad al acuerdo con el FMI e infundiría tranquilidad en sus últimos meses de mandato", según la consultora . Y añade: en "caso de que los candidatos de oposición se resistan al llamado patriótico, serán responsabilizados por el agravamiento de la crisis y pagarían el precio electoral correspondiente".
La campaña, liderada por dos candidatos opositores de izquierda -el ex líder sindicalista Luiz Inacio Lula da Silva con 34% de la intención de voto y el ex ministro de Hacienda Ciro Gomes con 27%- ha acabado inmersa en la grave situación financiera y en las expectativas generadas por la reunión. "El presidente convocó y acudiré sin reservas", afirmó Ciro Gomes, el más crítico de los candidatos al acuerdo con el FMI, quien añadió, "cuando está en juego el interés nacional, que el mundo sepa que tenemos la capacidad de dialogar". Ciro, del Frente Trabalhista (FT, centro-izquierda) desmintió declaraciones de asesores suyos, divulgadas en prensa, indicando que su intención en la reunión con Cardoso es que se revisen los términos del acuerdo con el FMI.
Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT) ha dejado claro que acudirá a la cita con Cardoso con críticas a su gestión, aunque se ha comprometido a garantizar una transición con responsabilidad fiscal y pago de la deuda. "No sé lo que él me dirá. Sé lo que yo le diré", dijo Lula a periodistas, subrayando que pretende dejar claro ante Cardoso que no acepta que los candidatos sean responsabilizados por la evidente inestabilidad del mercado financiero. Aunque su partido ha calificado el acuerdo con el FMI de inevitable, "no aceptaremos que el FMI venga a decirnos lo que tenemos que hacer", dijo Lula en un acto público el viernes, cuando criticó que los candidatos sólo hablan de macroeconomía y superávit fiscal; "el pueblo no entiende de eso", reclamó en declaraciones al diario Estado de Sao Paulo.
Las elecciones y sobre todo el temor del mercado a una victoria de un candidato opositor en las elecciones de octubre, originaron la grave turbulencia financiera, que se agravó con la crisis de confianza internacional que ha aumentado la aversión hacia Brasil y ha cortado el acceso a créditos.
Crisis y recesión
El real se ha devaluado en lo que va de año 26% y la Bolsa de Valores de San Pablo cayó 29,8%, en un momento en que la economía productiva no consigue arrancar, ya fuertemente impactada desde los efectos de la crisis energética y la recesión argentina del pasado año.
Ante esa situación, el gobierno se vio obligado a pedir un auxilio de emergencia al FMI, que respondió con una ayuda de 30.000 millones de dólares.
El mandatario, quien ayer participó en la grabación de la propaganda electoral gratuita del candidato José Serra a las elecciones, ha asegurado que su reunión con los presidenciables tiene un objetivo "patriótico" y no electoral, a pesar de los comentarios indicando que pretende pujar la candidatura de Serra, amenazado con no entrar en el segundo turno electoral, con apenas 12% de la intención de voto. (AFP)