"Si algún empresario tiene la intención de ampliar sus ventas está claro que el objetivo no es el mercado argentino sino el brasileño", enfatiza Cassio André Dresch, director de Diretriz, una reconocida empresa dedicada a la organización de ferias y congresos en el vecino país desde hace 35 años.
Dresch señala que los brasileños están ávidos de hacer joint ventures con firmas argentinas con la intención de llegar a terceros mercados, por las distintas oportunidades que brinda la comunidad europea, un nicho enorme al que, sin embargo, es casi imposible entrar sin ayuda.
Aunque la profunda crisis que soporta el país hace pensar a muchos que no hay nada como "hacer la plancha" mientras se esperan señales de reactivación, para Dresch, Argentina se encuentra en un "excelente" momento para que sus empresarios puedan ampliar sus negocios en el extranjero. "Animarse a vender en Brasil es aprovechar un camino ya pavimentado", asegura.
Suele suceder que desde afuera reconocen mucho más el potencial argentino que los argentinos mismos, y eso queda claro al escuchar a Dresch: "Si bien ustedes tienen una situación compleja a nivel económico y social no es muy diferente a la que tenemos nosotros, pero a mí me sorprende la facilidad con la que los argentinos se desmoronan y se quedan sin esperanzas. Tienen un país riquísimo, con un nivel intelectual en su población que nos supera ampliamente, con recursos humanos muy valiosos, pero se les viene el mundo abajo. Hay que ponerse a trabajar y trabajar", dijo.
Para Dresch, los empresarios argentinos esperan demasiado del Estado. "A diferencia de Brasil donde siempre el Estado puso palos en la rueda para los emprendimientos empresariales, en Argentina, el Estado ha sido motor del desarrollo y el crecimiento del sector privado. Ahora no los puede ayudar más y tienen que caminar sólos, eso, evidentemente es lo que más les cuesta entender", remarca.
Los elegidos
Respecto a las posibilidades que hay en Brasil para los productos made in argentina, Dresch tiene claro que el desafío no es para cualquiera. Se necesita cumplir con una serie de requisitos mínimos para que el proyecto no sea sólo una aventura. "Las mejores chances son para aquellas empresas que han mantenido su nivel de competitividad y la espalda financiera suficiente para sostener la producción a escala que se requiere para vender en otros mercados".
Destaca que hay sectores especialmente atractivos para Brasil como los alimentos y bebidas, máquinas y herramientas, plástico y caucho, textil, especialmente cueros y calzado, autopartes y turismo.
El empresario puso énfasis en el potencial del último sector: "Me sorprende mucho que el turismo argentino esté tan poco explotado en Brasil. Los destinos para vacaciones de invierno, se desconocen por completo, sólo tenemos noticias de Bariloche o Las Leñas. Argentina tiene lugares maravillosos y accesibles para el bolsillo brasileño que nunca se nos han ofrecido".
En ese sentido resalta la importancia de la participación en ferias, a las que define como "una de las herramientas elementales del marketing moderno".
"En pocos días, en un sólo lugar, un empresario puede llevarse conclusiones definitorias sobre su futuro en el comercio exterior. Se comprueba in situ si se está en condiciones o no de abordar ese mercado", asegura. Las ferias, "donde simplemente se junta a quien quiere vender con quien quiere comprar o asociarse", son el vehículo ideal para comprobar la verdadera situación de una empresa en los aspectos que exige el comercio internacional, insiste Dresch. Agrega que "se trata de un aprendizaje rápido sobre la propia realidad y la del mercado al que se pretender conquistar; para cualquier empresa seria en marcha no representa ningún gasto extraordinario ya que se manejan costos accesibles y los resultados son contudentes".
La Ciudad
