Gustavo Yarroch / La Capital
El fútbol es apasionante siempre, y a veces también puede ser paradójico. Mientras en el Gabino Sosa Ferro cacheteaba a un Córdoba que se preparó durante un mes con pretemporada en las sierras incluida, Argentino, armado a las apuradas, se llevaba de la cancha de All Boys un empate valioso y entregaba algunas señales alentadoras pensando en lo que vendrá. ¿Merecieron los salaítos llevarse un punto de Floresta? Decir que no porque All Boys fue siempre el que más quiso y el que creó mayor cantidad de situaciones de riesgo, aunque igual fueron pocas, sería contar apenas una parte de la verdad. Porque el local manejó la pelota casi con exclusividad, pero Argentino controló el desarrollo según su conveniencia, lo dominó psicológicamente, como solía decir Daniel Passarella en sus tiempos de entrenador de la selección. Hubo, sí, dos segmentos del partido en los que la estructura salaíta amagó con desmoronarse. Uno fue el cuarto de hora inicial, cuando All Boys lo empujó contra su arco e hilvanó varias jugadas a puro toque que entusiasmaron a su gente. Los locales dispusieron tres ocasiones claras para convertir, pero ninguna de ellas estuvo tan cerca de ser gol como aquel cabezazo que De Nicola le sacó a Bullentini a los 2 minutos de juego. El otro lapso en el que Argentino respiró con dificultades fue entre los minutos 87 y 90. All Boys se jugó con todo al ataque y Mariano Gorosito dilapidó dos chances más que propicias. En el medio de esos tiempos de zozobra, Argentino corrió, luchó, hizo valer su importante presencia física para ponerle una cerradura inviolable a su área e intentó salir rápido de contragolpe. Muchas veces lo consiguió, pero se equivocó casi sistemáticamente al llegar a tres cuartos de cancha. Sobre los 34 del segundo tiempo, ya con un hombre menos por la lesión del ingresado Laviano (ver recuadro), Agüero estuvo a punto de hacer bingo con un tiro franco que pasó cerquita. Tendrá que ajustar algunos detalles Adrián Taffarel. Deberá encontrar la manera de que el equipo genere más fútbol en la mitad de la cancha y conseguir mayor agresividad ofensiva, especialmente fuera de casa, donde los rivales saldrán a atacarlo de entrada. Pero, en líneas generales, su equipo dejó una buena impresión. Y además sumó, algo imprescindible para apuntalar una campaña en la que su prioridad es escaparle nuevamente al descenso. Argentino, quedó dicho al principio, se formó casi a las corridas. Hasta ahora, lo está disimulando más que bien.
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