Año CXXXV
 Nº 49.574
Rosario,
domingo  18 de
agosto de 2002
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El cazador oculto: La inquietud por la santa taquilla

Ricardo Luque / La Capital

La taquilla es una incesante fuente de preocupación para los productores de espectáculos. Aunque confíen en el éxito de los números que programan, no pueden evitar sufrir en carne propia los avatares de la venta anticipada de entradas, sobre todo cuando no marcha a todo vapor.
Primer ejemplo: el atrevido que se animó a traer a Adriana Varela a El Círculo gastó una fortuna en teléfono preguntándoles a Dios y María Santísima por qué faltando apenas un par de días para la actuación se había vendido un puñado de entradas. La presentación fue un éxito. Pese a las previsiones agoreras, la cantante actuó a sala llena.
Segundo ejemplo: la encantadora agente de prensa responsable de la difusión de la actuación del Sexteto Mayor no acertaba a hallar una explicación de por qué, pese a sus denodados esfuerzos, los tickets para el recital se vendieron con cuentagotas. "El show es buenísimo, la prensa fue intensa, ahora sólo queda abandonarlos al destino...", suspiró horas antes del show.
Tercer ejemplo: el teléfono suena minutos antes del cierre, trae una noticia inesperada: los equipos de Diego Torres sufrieron una demora y el show debe postergarse. Para la nueva fecha el estadio de Newell's está ocupado, así que el recital debe pasarse a El Círculo. Un fax de la agencia de Buenos Aires refrenda la información. Igual en el aire queda flotando la sospecha. ¿La venta de entradas habrá motivado el cambio de escenario?
La futuro, es bien sabido, es un ideal al que los hombres no tienen acceso. Para que se entienda: nadie tiene la bola de cristal, tampoco los productores de espectáculos, así que la ansiedad que viven antes de los shows es perfectamente lógica. Tal incertidumbre se funda en un único motivo: el curioso gusto del público, que es capaz de bendecir tanto una presentación de Bandana en Newell's como una actuación de Iñaki Urlezaga en el Auditorio Fundación. No es la misma gente, no son los mismos intereses, claro. Lo único común es la inquietud de los que viven pendientes de la taquilla. Nada más.


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