Año CXXXV
 Nº 49.574
Rosario,
domingo  18 de
agosto de 2002
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Pueblada. La masiva respuesta de la gente fue lo más emotivo de la jornada
En Victoria se juntaron 5 mil personas bajo un mismo reclamo
Caminaron 1.500 metros sobre el puente. Hubo sorpresas porque nunca se vio una marcha de esa magnitud

"Mirá todos los que vienen atrás, es impresionante", comentó ayer un victoriense mientras invadía el puente que une su ciudad con Rosario. Claro, él era uno de los primeros de la marcha, por eso quedó anonadado cuando vio a las 5 mil personas que caminaban atrás suyo y que se habían juntado por un mismo objetivo: que terminen las obras. Pero no fue esa la única razón de su asombro: es que nunca había visto una manifestación de esa magnitud en Victoria; un pueblo de sólo 34 mil habitantes.
Los victorienses no podían fallar, fueron ellos quienes instaron a los rosarinos a dar pelea para que se termine el puente. Ese mismo que les asegurará, sobre todo, un "terrible progreso". Claro que también están quienes creen que la conexión con Rosario les quitará su histórica tranquilidad, pero estos son los menos.
"Hace tiempo que Victoria dejó de ser el pueblo donde se dormía con la puerta abierta", contó Susana desde el palco donde tocó la banda, se cantó el Himno y dio su discurso el intendente Jorge Valverde.
La convocatoria era a las 14.30. Pero Valverde quería asegurarse de que no quedara ningún victoriense en su casa. Por eso, un típico personaje de la ciudad se encargó de recorrer las calles en moto para invitar a toda la gente. Los habitantes fueron llegando de a poco: pero a medida que pasaban los minutos se multiplicaban.
La ex intendenta de Victoria Gracia Jaroslavsky también dio el presente. Y recordó cuando no había demasiado entusiasmo. "Al principio, tanto de una orilla como la otra no teníamos tantas expectativas. Y ahora queremos que se termine ya".
La mayoría ayer sólo llegó hasta el primer viaducto, a unos 1.500 metros de donde está ubicada la piedra fundamental. Fue en ese momento que Juan Biscaldi se acordó cuando cruzó el puente en auto. "Pensé que iba a llegar a mitad del camino pero seguimos, y terminamos en Rosario. Ahí mismo le dije a mi viejo que me podía morir tranquilo, que había cruzado en sólo 30 minutos", relató.
Si bien Victoria es considerada por los propios habitantes como un pueblo conservador, la multitud concentrada ayer no dio esa sensación. Mercedes Enrique tiene 72 años y no ve la hora de que ambas ciudades queden conectadas. "El sueño de mi padre era que sus nietos fueran testigos de la finalización de las obras. Pero nunca pensó que su hija también lo vería, por eso para mí este momento es muy emocionante", expresó la mujer.
La respuesta de la gente fue lo más emotivo de la marcha. Pero el intendente se encargó de aclarar que "si el puente no se termina en enero de 2003, nos concentraremos de nuevo aquí para llegar a la ciudad vecina y dejar inaugurada la vinculación vial con Rosario".


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