Yanina Liliana García tenía 18 años y vivía en Pasco 4950 con su compañero y su hija, de 2 años. "No salía nunca -dijo un vecino del barrio a La Capital-. Trabajaba para la nena y nunca se le hubiera ocurrido ir a robar y menos pararse delante de la policía". En la tarde del 19 de diciembre pasado, después de un intento de saqueo en el que no participó, fue asesinada de un disparo efectuado con una escopeta calibre 12.70, que presumiblemente manipulaba un policía.
La investigación judicial ha relevado datos que permiten una reconstrucción bastante aproximada del episodio. Sin embargo, como se observa en otros casos de víctimas de la represión, la versión que proporcionan los policías incriminados no coincide con la de los vecinos.
El 19 de diciembre, la zona de Gutenberg y Pasco se convirtió en escenario de uno de los saqueos más violentos que convulsionaron la ciudad. El supermercado Supermarket, de Gutenberg 1902, quedó virtualmente arrasado por grupos de vecinos, que estrellaron un acoplado contra el frente del local, para abrirse paso, y lo vaciaron en sucesivas incursiones.
Los hechos se iniciaron a partir de las 16, cuando algunos vecinos comenzaron a concentrarse frente a Supermarket. Además del saqueo del negocio y de parte del depósito, se produjo un principio de incendio. Poco después se presentó una autobomba de los Bomberos Zapadores. Personas no identificadas atacaron entonces al sargento ayudante Rubén Badaloni y le robaron su arma reglamentaria.
Más tarde -los horarios exactos no han sido determinados- llegaron móviles del Comando Radioeléctrico y la comisaría 13ª. El jefe de esa seccional, comisario Héctor Daniel Santana, informó que los policías fueron agredidos con piedras y después a balazos. De acuerdo a la versión oficial, dos hombres no identificados se ubicaron detrás del acoplado utilizado como ariete para entrar en el supermercado e hicieron varios disparos con "un arma larga" y otra "de puño, de grueso calibre". En la refriega, el oficial Germán Albio Benítez fue herido de bala en un brazo.
Según un testigo que vive en Pasco al 4900, cuando un grupo de vecinos volvía al supermercado, "llegaron más de cinco móviles policiales al lugar y empezaron a tirar tiros al aire con las escopetas. La gente que intentaba saquear el supermercado empezó a correr para distintas direcciones pero la mayoría hacia el lado de mi casa".
Yanina García escuchó los disparos desde su casa y salió a buscar a su pequeña hija, que estaba en el domicilio de la misma cuadra. Al salir, "Yanina se agacha, se agarra la cintura y me manifestó que le dolía".
Mientras otro testigo precisó que "el disparo que mató a Yanina vino del lado del supermercado", una vecina aportó un relato más detallado: "Empezó a venir corriendo un grupo grande de policías por Pasco desde Gutenberg y se paró en la esquina de Pascual Rosas y Pasco, tirando tiros. En ese mismo momento vi caer a Yanina". La joven "estaba mirando lo que pasaba apoyada en el tapial y cuando vio la avalancha de gente se dio vuelta y vimos que cayó".
Yanina García fue llevada por sus familiares al Hospital Carrasco y posteriormente al Centenario, donde falleció a las 22.50 del 19 de diciembre. La autopsia estableció una "hemorragia masiva de tórax y abdomen por proyectil de arma de fuego" como causa de muerte. Según una pericia balística, el proyectil fue disparado por una escopeta 12.70.
Por el caso se encuentran imputados diez agentes del Comando Radioeléctrico y el ex jefe de la seccional 13ª. Las declaraciones que prestaron ante la Justicia son básicamente similares: ninguno recuerda ningún detalle que pueda incriminar a otro policía y todos niegan haber disparado con balas de plomo.
Esas declaraciones son significativas en otro plano. Los policías indagados coinciden en señalar que la única instrucción sobre uso de balas de plomo les fue impartida en el momento de ingresar a la fuerza. En el caso de uno de los agentes, eso remite a quince años atrás. No parece la mejor manera de preparar a una persona que debe cuidar la seguridad de la población.
Cambio de munición
Los policías "se quedaron sin municiones en medio del descontrol", se lamentaba el dueño de Supermarket poco después de los hechos. Varios agentes le pidieron que comprara cartuchos antitumulto (balas de goma). El padre del comerciante fue a una armería de Cafferata y Marcos Paz, donde le dijeron que el stock se había agotado en todo Rosario. "No era uno en particular sino que entre todos (los policías) decían que fuéramos a comprar balas de goma porque no tenían. También decían que no tenían chalecos antibalas", recordó el comerciante.
Ese testimonio se corresponde con una denuncia de la Asociación Profesional Policial de Santa Fe (Apropol), según la cual al estallar los saqueos la Unidad Regional II sólo tenía dos mil cartuchos antitumulto, por lo que se habrían comprado de apuro otros tres mil en un hipermercado. A la vez, afirmó Apropol, los policías carecían de elementos de seguridad y de armas "no letales" y gases lacrimógenos "en cantidad ni calidad suficientes".
La sospecha que sobrevuela el expediente es que, ante la falta de cartuchos antitumulto, al menos uno de los policías habría cargado su escopeta con cartuchos de propósitos generales (plomo). En el momento en que es baleada García, los testigos señalan una sola área de tiro: la que ocupaban los policías reunidos frente a Supermarket. "La policía disparaba a cualquiera", dijo un vecino a La Capital luego del hecho.
La respuesta policial parecer haber consistido en hacer apariciones fugaces para dispersar a los vecinos y luego retirarse. A la luz de los resultados, podría concluirse que fue doblemente ineficaz: no sólo se mostró impotente para evitar el saqueo sino que creó un grave problema adicional, con el asesinato de una inocente.