Año CXXXV
 Nº 49.573
Rosario,
sábado  17 de
agosto de 2002
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Estudiarán corazones de ballenas francas australes
Los científicos creen que pueden develar algunos misterios de las patologías cardíacas de los humanos

Un estudio sobre los corazones de dos ballenas francas australes, que comenzará el próximo miércoles en Puerto Madryn, permitirá a un grupo de científicos argentinos y uno colombiano realizar el primer electrocardiograma y fonocardiograma a un cetáceo de esta especie, cuyos resultados podrán revelar algunos de los misterios de las patologías coronarias humanas.
"Los cetáceos alguna vez fueron mamíferos terrestres y su corazón evolucionó para al mundo marino. Esta adaptación les tomó alrededor de 60 millones de años, por lo que el estudio podrá revelarnos aspectos desconocidos de las enfermedades cardíacas humanas", afirmó Marcela Junín, responsable del Laboratorio de Mamíferos Marinos del Museo Argentino de Ciencias Naturales.
Junín conducirá el grupo de 15 científicos argentinos que participará en esta investigación binacional denominada Expedición Corazón de Ballena, ya que las labores científicas generales estarán a cargo del médico colombiano Jorge Reynolds Pombo, quien llegará a la Argentina pasado mañana. Reynolds compartió estudios en los Estados Unidos con el cardiocirujano René Favaloro -de quien fue amigo- y colocó el primer by-pass en Colombia.
El estudio demandará la realización del electrocardiograma a las ballenas que se encuentran frente a las costas de Puerto Pirámide. La investigación continuará en Puerto Madryn y en Buenos Aires después de que se les extraigan los corazones a dos cetáceos que murieron en julio pasado, y que están varados en la costa, bien conservados por la baja temperatura del agua.
"El ritmo cardíaco de las ballenas es de 50 a 60 latidos por minuto en la superficie del mar, pero cuando se sumergen, a una profundidad de entre 40 o 50 metros, su frecuencia cardíaca baja a cuatro por minuto. Esto se produce para que el oxígeno que respiran les dure más", explicó Junín.
"En el caso de los humanos, si el ritmo cardíaco baja a 50 latidos por minuto, se produce un bloqueo y la muerte súbita del individuo. Por esta razón se producen muchas muertes por paros cardíacos", precisó la científica. "El estudio permitirá saber cómo logran bajar la frecuencia sin morirse y así lograremos aplicar estos conocimientos en humanos", aseguró Junín.
Este estudio demanda un gran apoyo logístico. Las dos ballenas muertas a las que se les extraerá el corazón son un macho y una hembra de 13 y 14 metros, de casi 40 toneladas y sus corazones pesa unos 400 kilogramos cada uno. (Télam)


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