Daniel Leñini / La Capital
El ministro de Salud Pública de la Nación, Ginés González García, afirmó en su paso por Rosario que la política de prescripción por nombre genérico obligó a los laboratorios a bajar un 20 por ciento promedio los precios de unos 300 medicamentos entre mayo y julio pasados. El funcionario contrastó el dato con lo sucedido en los 10 años de convertibilidad en que, pese al marco de inflación cero, crecieron un 150 por ciento. "Lo que sucedió en los últimos años fue de lo más injusto e inmoral, y condenó a miles de familias pobres a quedarse sin remedios", opinó, antes de explicar: "Lo que estamos haciendo ahora es meter la mano del Estado y cambiar las reglas de juego; es decir, que exista competencia por precio y transparencia al consumidor". Y cuando La Capital le pidió precisiones sobre los medicamentos o laboratorios que bajaron los precios, González García extrajo un disquete y lo entregó al cronista. Es el cuadro que se ve en la infografía. El ministro de Salud disertó ayer en la facultad de Medicina frente a un auditorio colmado; reseñó que en sus primeros días como funcionario de Duhalde impulsó la prescripción por el nombre de las drogas y no por la marca de los medicamentos, obteniendo la aprobación del ambiente académico y la oposición, obvia, de la industria farmacológica. "Nos quieren embarrar la cancha diciendo que los genéricos son remedios de baja calidad; no hay nada más falso que eso. Todos los medicamentos que llegan a las farmacias tienen los controles estatales correspondientes", aseguró. El funcionario dijo que "de una cosa debe estar seguro el ciudadano: lo que cura no es la marca, sino el remedio, y el verdadero nombre del remedio es el nombre genérico, no las marcas comerciales y las estrategias de marketing de los laboratorios". -Recién le escuchamos decir que estamos en una semana gloriosa. ¿Por qué? -Por la importancia, para la ciencia argentina, de la primera ternerita clonada. Es nada menos que el primer paso a la tecnología transgénica, ahí está gran parte del futuro de lo que será la producción de medicamentos o fármacos. Que la Argentina sea uno de los doce países en el mundo que ha logrado este avance a través de la unión entre producción privada, investigación pública y universidad estatal me parece uno de los caminos productivos que tenemos que hacer todos. Felicito al laboratorio Sidus por este esfuerzo de muchos años. Debemos estar orgullosos los argentinos por esto. -Frente a los estudiantes usted dijo que los errores en salud los primeros que los pagan son los pobres porque son los que más se enferman. ¿Es realmente así? -Hay una sola enfermedad que padecen más los ricos: el cáncer de piel, por el hábito de tomar sol. El resto de las enfermedades, desde el infarto a la neumonía o la demencia, es más común en los pobres que en los ricos. -¿Por qué enviaron al Congreso nacional el proyecto de ley de genéricos? -Para que con las provincias haya leyes coincidentes acerca de cómo se debe prescribir. Las voces de disenso son mínimas, estamos haciendo la historia, pero por propia decisión de la sociedad. -Se dice que hay deseos de cajonearlo y se menciona a las menemistas Marta Alarcia y Alejandra Oviedo. -Mire, yo voy por las peleas grandes, trato de no hacer peleas chicas. Cuando uno va por los intereses de las mayorías siempre hay algunos que defienden los de las minorías y no los de la Nación. Pero trato de no enredarme en eso; voy a fondo a las cosas en que creo. Y mucho más cuando está el aval de la opinión pública, los colegas, la universidad, las entidades. La batalla cultural está ganada, y es bueno que lo sea en un tema tan trascendente como el medicamento, que se prestó a tantas injusticias e inmoralidad. ¿Cómo puede suceder que alguien no acceda al medicamento? ¿Hay algo más frustrante para un médico que un paciente no acceda al medicamento? -¿Por qué aumentaron tanto los medicamentos en los años de convertibilidad? -Cuando usted tiene un mercado con tantas imperfecciones como el de medicamentos no puede liberarlo a la mano del mercado sin garantizar competencia por precios, transparencia y reglas de juego claras, cuestiones que son casi el dogma del mercado; lo que pasa es que acá todos hablan de mercado y después nadie lo cumple. Si usted al mercado del medicamento no le introduce políticas públicas como nosotros, es un mercado negro.
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