Año CXXXV
 Nº 49.569
Rosario,
martes  13 de
agosto de 2002
Min 4º
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cartas
Argentino y sobreviviente

En la debacle económica que padecemos, soy uno de los argentinos que viven sobreviviendo, pero con una característica que la torna más frustrante: no soy joven. Si lo fuera, tal vez esta carta no la escribiría. Pero lo hago, pensando en mis hijos y en tantos jóvenes desesperanzados, víctimas de la desocupación y la incertidumbre. Ellos hace tiempo dejaron de pensar en el futuro, porque el futuro es aquí y ahora. Le relato que en 1994 pude instalar en la ciudad de Coronda, con el apoyo de sus autoridades municipales, un emprendimiento dedicado a la fabricación de muebles tapizados, ubicado en Sarmiento 2500 de esa ciudad. Por ser un rubro no común en la zona, tradicionalmente frutihortícola, asomaba como una buena opción para que varios jóvenes pudiesen aprender un oficio (carpintero, lustrador, tapicero, mueblero) que les permitiese vislumbrar mejores expectativas de vida. Así podrían cambiar sus condiciones de vida. Pero las consecuencias derivadas de la apertura indiscriminada de la importación que supimos padecer nos convirtió en víctimas de la globalización. No podíamos vender lo que fabricábamos, ni cobrar lo poco que vendíamos. Aunque nuestros productos eran de buena calidad, no podíamos competir con lo que llegaba de Brasil o China. Cayeron emporios comerciales e industriales, ¿cómo no iba a verse afectada esta reciente y humilde pyme? En 1996 el emprendimiento colapsó. Y un día quedé solo, mirando las máquinas mudas. Desde entonces, todo se encuentra en silencio. Oportunamente, la EPE, sucursal Coronda, por una deuda original -nada importante- cortó el suministro de energía eléctrica, imprescindible para las máquinas, y con todo esto nos cortó las manos. Entonces, bajamos los brazos. Pero ahora las pautas económicas han cambiado y personalmente creo que, superada la actual crisis, veremos el resurgir de nuestra querida industria argentina, porque a pesar de haber sido condenado a muerte, muchas lograron, lastimosamente, sobrevivir. Por eso, un poco avergonzado por mis limitaciones, pero convencido del potencial laboral que las pymes pueden generar, hago un llamado a algún funcionario o institución solidaria, para solicitarle se nos facilite la reconexión del servicio eléctrico.
Mario Nebmad


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