En los últimos días los organismos financieros internacionales les enviaron una ayuda financiera a Uruguay y Brasil.
La asistencia a Uruguay fue concreta: desembolso de fondos frescos para poder soportar la corrida financiera y contra el peso. El acuerdo fue rápido ya que el mandato del actual presidente uruguayo vence dentro de dos años, y es fácil predecir que las metas proyectadas se cumplirán.
En el caso de Brasil, la situación es bien distinta. El desembolso no fue importante, sólo 6.000 millones de dólares de inmediato y el resto después de las elecciones, y si cumplen las metas acordadas. Por otro lado, se autoriza a Brasil a que pierda las reservas que sean necesarias para sostener el tipo de cambio. Una vez más se aplica la política del aguante, que implica liquidar reservas hasta que se aclare el panorama. Si todo va bien, el próximo gobierno podría recibir 24.000 millones de dólares adicionales.
Ahora bien, Argentina parece la familia Miranda, mira como pasan los dólares pero no logra instrumentar un plan serio y sustentable que permita a los organismos financieros gatillar un desembolso de fondos frescos. En principio, el FMI solicitó al gobierno el cumplimiento de tres puntos: que se terminen los amparos (que es lo mismo que decir el retiro de fondos constantes del sistema financiero); una política monetaria seria por la cual el BCRA no pierda reservas y tampoco emita dinero sin respaldo; y que las provincias no emitan dinero secundario y que disminuyan su déficit.
Una misión imposible
Los pedidos parecen razonables pero lucen incumplibles para la actual administración. Argentina ni siquiera puede cumplir lo que Brasil ya cumple. El país vecino tiene un superávit primario de 3,5% del PBI. Para que el país logre esa meta necesitaría un superávit primario de 8.000 millones de pesos al año, cuando en los primeros seis del año 2002 logró un superávit de 582 millones de pesos. De allí surgen las siguientes conclusiones:
* EEUU no cambia su política hacia América latina, realizó una ayuda excepcional a Uruguay, y sólo da migajas a Brasil, por lo tanto, sigue pregonando su política de ayudas que no ayudan.
* Argentina sigue bajo la pesada carga de pagar con el ejemplo. No habrá desembolsos mientras no haga los deberes.
* La aprobación de la Vía Rápida que le permite al presidente de EEUU hacer acuerdos comerciales con países latinoamericanos a libro cerrado, es una muestra de que EEUU ofrece el comercio para salir de la crisis, que de ningún modo es inyectar dólares a mansalva.
* La frase de la semana fue la del titular del FMI, Horst Kohler, quien ante el reclamo de fondos del presidente Duhalde, le contestó "con esta mano firmé 30.000 millones de dólares para Argentina, dígame ¿dónde está esa plata?".
Argentina sigue complicada con los organismos financieros, y no se ve la posibilidad de un acuerdo en el actual desorden de la economía doméstica, y la miopía de los burócratas internacionales.
Siguen sin salir los Cedros y los Boden al mercado (al menos se pagó la renta de estos últimos). La Bolsa mostró una mejora del 3%, que es como una aspirina. La posibilidad de una reestructuración de la deuda para fin de año es una noticia positiva, pero aún falta mucho.
Para renovar vencimientos hará falta el acuerdo con el FMI, pero de plata fresca, ni hablar. Con la actividad económica en baja es fácil contener al dólar, pero cuidado que luego los ajustes pueden ser más bruscos de lo esperado.