Omar Bravo / La Capital
En el sexto piso de la Fundación Fiel (a la que no involucra en su campaña), López Murphy invita con café y confiesa algo sorprendente para quien está identificado con un pensamiento político y económico liberal: "No tenemos un aparato económico que nos financie, no tengo fondos para la campaña electoral. La gente va a mis charlas voluntariamente, nadie las lleva". Algunas declaraciones posteriores echarán algo de luz sobre esa carencia de fondos. "De todos modos, tampoco quiero maquillarme de lo que no soy, tener un equipo de imagen o decir lo que me aconsejan otros". Reitera su impresión por la reacción de la gente. "En Córdoba, en el Patio de Olmos había ochocientas sillas preparadas para mi alocución. Y deben haber asistido unas 1.200 personas. Se llenaron los pasillos, se mantuvieron de pie en el fondo. Y yo no digo edulcorado, ¿eh? Eso es un cambio importante de la gente". Sus charlas con dirigentes políticos parecen ir a un ritmo más lento pero el ex ministro lo toma como algo lógico. "Con (la candidata de Unión por Todos, Patricia) Bullrich nos une una visión de las transformaciones que hay que hacer en la sociedad argentina, diagnósticos muy similares sobre economía, sociedad y las instituciones". Aunque no lo diga, con los partidos provinciales pareciera que la identidad es menor. "Hay una afinidad en el ocupar un espacio moderado en la sociedad argentina, un espacio compatible con las reglas internacionales y una vocación de parte de ellos de reflejar políticas sensatas. Son dos universos distintos. En ambos estamos tratando de encontrar puentes. Siempre bajo el requerimiento de una propuesta política y un plan de gobierno. No queremos acuerdos electoralistas", explica López Murphy. Pero Bullrich empezó por hablar de candidaturas y eso fue un escollo que hasta ahora no está resuelto. Luego se toma su tiempo para explicar que las bases de la propuesta de Recrear Argentina tienen tres grandes rumbos: un proceso de reconstrucción del Estado ("no una vuelta al Estado elefantiásico, adiposo, que no se puede financiar"), el gobierno de la ley y el orden; segundo, un proceso de saneamiento de la economía (distorsiones tipo el corralito, corralón, etcétera) e ir a un sistema normal ("tipo Chile"), y la tercera, una agenda urgente de inclusión social (desnutrición, hambre, seguridad). Se queja de lo que el gobierno llama pomposamente reforma política sancionada por el Parlamento. "Es un sistema muy protegido", pero dice que se compadece con la personalidad política del presidente Eduardo Duhalde, hacia quien no escatimó críticas durante la entrevista. "¿Usted esperaría algo de un monopolista?", pregunta con picardía. "Si el negocio de ellos es que acá no haya competencia", se responde igualmente risueño. Para él, el llamado a elecciones, con renuncia anticipada ideado por el presidente es sencillamente "un mamarracho institucional. Esto sólo puede pasar acá. Si el presidente no puede hacerse cargo que renuncie ya", propone.
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