Año CXXXV
 Nº 49.567
Rosario,
domingo  11 de
agosto de 2002
Min 5º
Máx 14º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Editorial
La hora de la poesía

Desde hace nueve años Rosario se ha convertido en la sede de un acontecimiento cultural trascendente: el Festival de Poesía. De irrelevante presencia en los medios masivos de comunicación, pero cada vez más valorada por los lectores -sobre todo, aunque parezca paradójico, en épocas de crisis como la presente-, la madre de todos los estilos literarios se reencuentra durante los días que dura el evento con el público masivo. Y lo hace en un marco ajeno, por fortuna, a cualquier manifestación de solemnidad o engolamiento. De tal modo la gente puede entrar en contacto directo con creadores de la ciudad, el país y el mundo cuyo conocimiento resulta, por lo general, imposible debido a que el mercado editorial -que privilegia a autores y géneros considerados más comerciales- no les otorga la difusión que su obra merece.
En poco tiempo más -el 19, 20 y 21 de septiembre- dará comienzo la décima edición del festival, que cuenta con el auspicio de la Municipalidad y la provincia. A esta altura, el evento se ha convertido en una reconocida tradición de la ciudad. Año tras año ha crecido la convocatoria de espectadores ávidos de escuchar a los poetas, en una experiencia que permite remontarse a épocas lejanas de la historia humana, cuando la voz era el único vehículo de transmisión de los relatos y los cantos. Desde todo el globo, pero fundamentalmente provenientes de los países hispanoamericanos, han llegado a esta ciudad los poetas, que se mezclaron con los nombres más representativos de la esfera nacional y, como no podía ser de otro modo, con un puñado de talentosos rosarinos. Lo que se inició como una audaz tentativa de un grupo de emprendedores se fue consolidando hasta transformarse en lo que es ahora: un rito que se renueva de manera periódica, apoyado por el fervor de los lectores y escritores.
El crítico momento que atraviesa la Argentina ha repercutido en todos los ámbitos, truncando valiosas continuidades y diluyendo proyectos hasta convertirlos en meras utopías. Nunca más que en esta situación se necesita de la cultura, proveedora de alimento en el sentido más profundo que tal palabra posee. Es de desear que pese a lo grave de la coyuntura el festival mantenga su brillo, que se ha proyectado desde lo más hondo del espíritu para enriquecer la cotidianidad de los rosarinos.


Diario La Capital todos los derechos reservados