El crítico Marcelo Pacheco, hace poco designado como curador en jefe del Museo de Arte Latinoamericano (Malba), aseguró que planea reinsertar al arte argentino en el contexto internacional, para lo cual restringirá la importación de muestras internacionales y destinará el espacio mayoritario a exhibiciones de artistas locales.
La llegada de Pacheco, reconocido historiador de arte que desde hace varios años investiga las distintas corrientes de la creación local desde la Fundación Espigas, coincide con algunas deserciones -ya no vendrá la megamuestra de los mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo prevista para dentro de unos meses- y la necesidad de redefinir el proyecto del Malba.
"Desde que se creó el museo todavía está buscando su perfil. Sin embargo, desde afuera puede leerse como que mi llegada tiene que ver con un cambio de estrategia, dado que me especializo en arte argentino y hasta ahora se hablaba de grandes muestras internacionales", aseguró el curador.
"Sí es cierto que desde un primer momento fantaseé con el Malba como un lugar que tuviera que ver con lo que su mismo nombre indica: con el arte local -destacó-. El proyecto debe pasar por el lado de su compromiso con la producción artística local y regional en términos de lo histórico y lo contemporáneo, lo que no elimina la posibilidad de pensar en muestras internacionales".
Según Pacheco, uno de los mayores atractivos del Malba hoy es la posibilidad de convertirse en un interlocutor de primera línea en su campo específico: "Reivindico la posición activa del museo, es decir, no pensar al Malba como el lugar desde el que uno va buscando exposiciones para traerlas hasta el espacio sino para construir un discurso curatorial y confrontarlo en la arena latinoamericana e internacional", definió.
Perfil exportador
La estrategia del curador apunta a reinsertar al arte argentino en el mundo, otorgarle un perfil exportador: "El circuito latinoamericano cambió de manera radical en los últimos 15 años y la Argentina perdió el tren... otra vez estaba mirando para otro lado -evaluó-. Cambió el discurso, el rol y las expectativas del arte latinoamericano en general y nosotros no lo entendimos. La Argentina siguió funcionando desde esa posición de quien tiene la obsesión de que finalmente Nueva York lo descubra y le dé un lugar. Otros países de la región, como Brasil y Venezuela entendieron en cambio que la estrategia debía ser otra".
Remplazante del mexicano Agustín Arteaga -que se alejó de la conducción del museo hace un par de meses-, Pacheco aceptó la dirección curatorial pero declinó las atribuciones gerenciales que contaba su antecesor, lo que demuestra la complejidad que implica asumir hoy la administración de un espacio cultural.
"Después de trabajar en el Museo Nacional de Buenos Aires durante casi doce años y de la experiencia como curador independiente, tengo en claro que la dirección artística y lo que tiene que ver con el gerenciamiento de un museo, son dos instancias profesionales diferentes que necesitan de profesionales específicos que trabajen en cada área", aseguró Pacheco.
"De hecho, cuando uno ve el funcionamiento de instituciones europeas, norteamericanas y latinoamericanas, el modelo que mejor resultado ha dado consiste justamente en hacer funcionar la práctica curatorial en un sector y lo vinculado con la gestión en otro -indicó-. En los últimos 15 años se ha vuelto más urgente esta segmentación porque cambiaron las reglas de juego en los dos campos".
Pacheco considera que el ingreso de las artes visuales a la industria cultural hace que las cuestiones de marketing y comercialización sean más complejas y requieran de un director corporativo y especialistas en cada una de las áreas, "más allá de que la Argentina no tenga esta tradición porque en general se ha regido más por la política de museos públicos de Europa que por la de museos norteamericanos".