Año CXXXV
 Nº 49.567
Rosario,
domingo  11 de
agosto de 2002
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El conductor se reparte entre "Camino a la gloria", "CQC" y su programa de radio
Mario Pergolini: "Si fuese bravo, el sistema me sacaría a patadas"
Aseguró que nunca se sintió un rebelde y que superó las ambiciones juveniles

Carolina Taffoni / La Capital

Mario Pergolini se ríe. "Ojalá tuviese la plata de (Daniel) Hadad para comprar un canal", dice, pero su risa burlona frena todo tipo de especulación sobre cierta ambición ilimitada. De cualquier forma, admite, en la Argentina de hoy no puede quejarse. Pergolini tiene su propia empresa productora, Cuatro Cabezas; conduce "Caiga quien caiga" y "Camino a la gloria", y festeja diez años al frente de "¿Cuál es?", su programa de radio.
En charla con Escenario , el conductor aseguró que en televisión parece más malvado de lo que es, admitió que con los años se volvió menos petardista y dijo que ya superó todas las ambiciones que tenía.
-Más allá de la temática, ¿qué diferencias hay entre "Camino a la gloria" y "El bar" o "Super M"?
-"Camino a la gloria" es muy diferente a "El bar", que es un reality centrado en espiar a un grupo de personas las 24 horas, incluso cuando duermen, con cero privacidad. Por eso a "Super M" y a "Camino a la gloria" los llamamos docu shows, son pequeños documentales de historias de vida. Con respecto a "Super M" la diferencia pasa por la convocatoria. No es lo mismo una bella señorita que un pibe que está cagado de hambre y con una necesidad muy grande de gloria.
-¿Te sentís desbordado por la expectativa que tienen los pibes?
-Me siento más desbordado por la expectativa de los padres. El 90 por ciento de estos chicos viene de clases sociales muy bajas, sienten que la vida es una derrota. A mí me llamó mucho la atención un pibe que me dijo "gracias por la oportunidad". Yo le contesté: "Mirá, es una oportunidad en 12 mil", y él me dijo: "Mejor una en 12 mil y no una en 36 millones". Los pibes no lo toman de manera tan dramática, aunque el programa no deja de ser un concurso, brutalmente visto.
-Marcelo Tinelli iba a hacer un programa similar a "Camino a la gloria", ¿sentís que le ganaste la pulseada?
-No, porque nosotros salimos bastante tiempo antes a anunciar el proyecto. Además teníamos experiencias previas con "Super M". Telefé se arriesgó a mandarse y después vio que le era muy difícil conseguir los sponsors porque ya los teníamos nosotros. Este es básicamente un negocio de competencia, y así lo entiendo. No siento que gané una parada, pero obvio que es mejor hacerlo solo que tener que repartir la torta.
-Ahora parece que vos y Tinelli están más enfrentados que nunca...
-No, son chistes que nos hacemos, lo de "Gran cuñado VIP" y las cucarachas que aparecen en "CQC". Pero no hay que tener una lectura muy por arriba de todo eso. No hay llamadas del tipo "te voy a triturar, ojalá te vaya mal en tu vida". Son tiernos disparos mediáticos, que en sí son bastante estúpidos. Si alguien no lo toma como un chiste está gastando energía.
-Antes te veían como un chico terrible, ¿ahora sos un adulto incorregible?
-Creo que uno va transitando la vida como puede. Yo siempre traté de ser leal a mí mismo. A veces me sale y a veces no. A lo mejor, cuando estoy en la televisión, parezco más malvado que el resto de los que se muestran tan prolijamente en la tele. Si yo fuese muy bravo el propio sistema se encargaría de sacarme a patadas. Dentro del establishment puedo parecer un nene terrible, pero conozco gente mucho más brava que gracias a Dios no habla ni por televisión ni por radio.
-¿Qué diferencias hay entre el Pergolini que hacía "Feedback" y el que ahora cumple diez años con el programa "Cuál es?"?
-Bueno, era mucho más inocente, me interesaban otras cosas. En la mitad de "Feedback" me fui a vivir solo, me fui con (Eduardo) De la Puente. La vida pasaba más por la calle. Antes me sentía muy cercano al oyente, ahora no. Puedo hablar parecido, pero cuando escucho a un pibe de 15 años me digo: "Ya va a crecer y no va a opinar lo mismo". Con los años uno va cambiando. Yo ahora soy mucho menos petardista.
-¿Cuál es el secreto del éxito de "CQC"?
-El programa se ganó un prestigio de cierta cosa inteligente, que yo no sé si comparto demasiado. Dentro del humor parece lo menos chabacano posible. También influye que los noteros son profesionales, saben idiomas, hicieron carreras universitarias. Creo que a través de los años hemos sido bastante coherentes.
-Pero dijeron que no iban a volver y volvieron...
-Es que la realidad estaba muy tentadora. Cuando salimos al aire con el programa especial del 2001 ya había otro país. El caos se veía venir, y en ese terreno, lamentablemente, "CQC" se mueve a sus anchas. Vulgarmente se podría decir que el programa es la venganza popular contra los políticos. Igual se nos hace cada vez más difícil estar cerca de ellos porque no están. Si no se hubiese abierto esto de las elecciones no sé de dónde estaríamos sacando notas.
-Con los años, ¿"CQC" se transformó en cómplice del poder?
-No, nunca. La familiaridad con los políticos tarde o temprano se termina dando. La inteligencia nuestra, como productores, es ver cómo podemos ir cambiando a los noteros para que no les encuentren la vuelta.
-¿Alguna vez te imaginaste al frente de una empresa como Cuatro Cabezas?
-No, pero tampoco me imaginaba haciendo un programa durante diez años y que le vaya bien. A mí la vida me sorprende todo el tiempo. También me sorprendo cuando entro a Cuatro Cabezas y veo tanta gente trabajando. Creo que somos la única empresa en Latinoamérica que exporta formatos.
-¿Te arrepentís de algo?
-Sí, de muchas cosas, ninguna publicable (risas). A nivel profesional, quién no guarda un muerto en el placard. Ojalá que "Hacelo por mí" no se vea más en ningún lado, que Volver jamás pueda adquirir los derechos (risas). Si mis hijos me ven con el pelo largo, con las How Much bailando atrás, me pego un tiro en las bolas.
-¿Sentís la presión de ser todo el tiempo ingenioso o chistoso?
-No. Gracias a Dios mi histrionismo lo descargo todas las mañanas en la radio. Mi vida privada es del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Siempre fue así.
-¿Y el cartelito de rebelde que te colgaron durante años?
-Yo nunca creí en eso, no me dice nada.
-¿Cuál es tu máxima ambición?
-Yo ya superé todas las ambiciones que tenía. Todo lo que venga de ahora en más será disfrutado.
-¿Cómo te repartís el tiempo?
-Cuando yo necesito tiempo la empresa me lo da, y me sacan presión en donde no la necesito. Trabajar así es muy agradable. Eso no quiere decir que no esté cansado o que no me mate. Pero la verdad es que sería bastante turro si digo que no estoy conforme. Para como están las cosas ahora la verdad es que tengo que mirar al cielo y decir: "Todavía no se dio cuenta y sigo".



"Siempre traté de ser leal a mi mismo", aseguró Pergolini.
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