Hace cuatro años, Gustavo Cardozo saltó desde lo alto de la barranca del Saladillo en el Parque Sur y le salvó la vida a una niña que había caído en el arroyo. Casi sin querer, se convirtió en "el héroe" del barrio y su rostro apareció en todos los medios locales y nacionales. Fue nombrado "ciudadano solidario" de Rosario y su gesto fue reconocido hasta por el entonces presidente de la Nación, Carlos Menem. Hoy, Gustavo sigue trabajando en el sector de mantenimiento del Hospital Provincial, un puesto que le consiguió el ex gobernador Jorge Obeid. Está afectado al área de Farmacia y día tras día recorre los pasillos de ese centro de salud transportando sueros, medicamentos y gasas. Tiene 27 años, 7 hijos y "muchas ganas de estudiar abogacía". Asegura que tanto con la chiquita que rescató como con sus padres "surgió una gran amistad", pero admite que "hace mucho tiempo que no se comunica con ellos".
Está orgulloso de lo que hizo y no duda un instante al momento de decir que lo volvería a hacer. "Por ella o por cualquiera", remarca. Lo cierto es que aquella tarde de agosto de 1998, su vida cambió para siempre.
Ese día, Catherine Gauna cayó desde la gran barranca que el arroyo Saladillo tiene en el Parque Regional Sur. La pequeña, que por entonces tenía cuatro años, había llegado a Rosario junto a sus padres. Venían de Adrogué y estaban de visita en la casa de unos parientes.
Gustavo escuchó los gritos desesperados de la madre de la niña, corrió hasta el borde y saltó al vacío. De milagro no impactó con las filosas piedras que se alzan a ambos lados del curso de agua. "Me acuerdo que alcancé a ver los pelitos de la nena debajo del agua, le pegué el manotazo y la saqué", recordó hace pocos días.
A la semana de haber salvado a la pequeña Catherine, quien por esos días era gobernador, Jorge Obeid, le consiguió un trabajo en el hospital Provincial. Hasta ese momento, Gustavo subsistía "haciendo changas" y trabajando en una carbonería. "Estaba desde las seis de la mañana hasta las once de la noche para llevar 10 ó 15 pesos a mi casa", recordó.
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En realidad, el héroe del Saladillo sabe que detrás de su nombramiento en el hospital también tuvo mucho que ver Carlos Menem. "Me mandó una carta a mi casa diciendo que estaba orgulloso de argentinos como yo y sé que algo hizo para que me consiguieran un trabajo", indicó.
Cuando recibió esa carta, su rostro ya había aparecido en diferentes medios y hasta un canal de TV porteño lo había llevado a Buenos Aires a reencontrarse con Catherine.
"Obeid me preguntó qué me hacía falta y yo le dije que un trabajo. A los pocos días me ofrecieron hacer mantenimiento en el hospital y acá estoy", dijo anteayer mientras recorría uno de los tantos pasillos del Provincial.
Primero se ocupó de la limpieza de los patios y ahora recorre las salas con un carrito llevando gasas, sueros y otros insumos. Cobra unos 650 pesos por mes y no le esquiva a ninguna changa que se presente. "Así por lo menos vamos tirando", aseguró. Vive en la zona sur, en el barrio de La Carne, junto a sus siete hijos y su esposa Alejandra.
Por estos días lo desvela un nuevo desafío. "Quiero estudiar abogacía", confesó. Mientras tanto, sigue trabajando en el hospital y vuelve a asegurar que no dudaría un instante en arrojarse nuevamente al arroyo para salvar una vida. Así es Gustavo, aquel que una tarde de agosto de 1998 se convirtió en "el héroe del Saladillo".