Año CXXXV
 Nº 49.566
Rosario,
sábado  10 de
agosto de 2002
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La Iglesia advirtió que no alcanza con implorar ayuda al FMI
Bergoglio y el obispo auxiliar de Rosario alertaron sobre la situación social

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, y el obispo auxiliar de Rosario, monseñor Luis Collazuol, coincidieron en que la crisis del país no se va a solucionar pidiéndole ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), sino que los cambios vendrán de "abajo hacia arriba".
Tras desestimar la postura de quienes "creen que hay que rezarle al Fondo Monetario Internacional para que nos mande plata y con eso se sale de la crisis", el purpurado porteño sentenció: "Con eso no salimos de ningún lado, simplemente nos endeudamos más".
"Que la ayuda venga de afuera está bien, ¿pero después?. Primero tenemos que empezar con la solidaridad y sabiendo que las soluciones siempre tienen que venir de abajo y llegar hasta arriba, y segundo crear fuentes de trabajo", puntualizó el primado en una entrevista al grupo de adolescentes que hacen la revista arquidiocesana "Comunicarnos".
En la misma línea, monseñor Collazuol sostuvo que "la Argentina no va a resurgir por un salvataje foráneo, que difícilmente llegará, y si viene será imponiendo condiciones muy duras para digerir", por lo que alentó a "comenzar desde abajo, cuando vemos que los cambios desde arriba no llegan".

Darse cuenta
"Nada cambiará si seguimos obsesionados sólo por los aspectos financieros de la crisis descuidando la producción y el trabajo. Tampoco tendremos una Nación más justa y solidaria sólo por el cambio de sistemas, gobiernos o leyes. Ante todo son necesarios corazones nuevos, apasionados por el amor al prójimo, un amor solidario que debe ser el alma de todas las reformas necesarias para hacer un país fraterno", subrayó el prelado rosarino.
Consultado sobre si se tienen que ir todos los políticos, el cardenal Bergoglio opinó que "la Constitución marca los ritmos de los cambios políticos y a mí me gusta respetar la Constitución. Un país que la respeta, es un país serio, pero cuando la empezamos a manosear y a cambiar permanentemente, no es conveniente".
"Yo diría -remarcó el arzobispo- respetar la constitución. Si hay que cambiarla, se cambia, pero yo soy constitucionalista".
El cardenal Bergoglio también le pidió al futuro presidente, sea quien sea, que "cumpla la Constitución, que no permita la corrupción, que haga cumplir la Justicia, que cree fuentes de trabajo y que cuide a los niños y ancianos".
Por su parte, monseñor Collazuol insistió en que "cuando vemos que los cambios desde arriba no llegan, siempre podemos comenzar desde abajo", y lamentó que "el mundo del poder y de las finanzas siga ignorando al mundo real de los trabajadores y de los pobres".

El color del dinero
También criticó a quienes piensan que "el dinero produce dinero, por eso seguirán creando enormes poderes y prepotencia económica despótica, aún a nivel internacional".
"La acumulación de poder y de recursos sólo deja supervivientes a los más poderosos, que a menudo es lo mismo que decir los que menos cuidan su conciencia", advirtió.
El prelado rosarino precisó, además, que el resultado de esta mentalidad es "el imperio del dinero sobre la dignidad de la persona; la economía que se hace extremadamente dura, cruel, implacable; y el Estado pierde prestigio y poder en la consecución del bien común y la Justicia".


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