Adolf Hitler amasó en secreto una fortuna personal que lo convirtió en uno de los hombres más ricos del siglo XX, según revelan documentos inéditos y entrevistas hechas a testigos de la época que serán emitidos por la televisión alemana a fines de mes.
Con discursos seductores se ganó a la gente y consiguió que le dejaran en herencia inmuebles, joyas y otros objetos de valor, usufructuó ingresos fiscales, pero siempre se negó a dar cuenta de las propias entradas, explica el autor del documental "El dinero de Hitler" que se verá el 28 de agosto por el canal estatal ARD.
Las revelaciones no son del todo nuevas, pero se trata de la primera vez que la información es reunida como en un rompecabezas para demostrar que la codicia de Hitler era tan grande como sus ansias de poder ilimitado. "Hemos compilado las pruebas de que era un artista muerto de hambre que anhelaba el reconocimiento", destacó el autor del documental, el periodista e historiador Ingo Helm.
"Hitler -agregó- hizo todo por conseguir el reconocimiento personal y el poder. Y el dinero era parte de ese deseo que lo carcomía. Quería tener acceso al mundo de los ricos, los bellos y los poderosos. Se desesperaba con ser rico".
El sanguinario dictador sintió esta sed de fortuna mucho antes de ascender al poder en 1933. Pero pese a que nunca escondió la intención de gobernar Alemania, tomó muchos recaudos para ocultar el camino hacia la riqueza, abundó Helm. Tras el frustrado golpe de la cervecería de Munich, Hitler salió de la prisión en 1924 proclamando que era un mártir de la causa nazi y un hombre quebrado económicamente. "Salí de la prisión de Landshut sin un pfennig (penique) en el bolsillo", fue la famosa frase con la que cultivó una imagen propagandística de hombre salido de las masas.
"Literalmente era verdad. Probablemente no tuviera ni un penique en el bolsillo cuando salió de la cárcel -señaló Helm-, pero tenía 45.000 reichsmark en el banco que le había prometido Elena Bruckmann, la esposa de un importante editor. Estaba tan enamorada de él que le dio el dinero como muestra de su estima".
También la nuera del compositor Richard Wagner, Winifred Wagner, y la heredera de los fabricantes de pianos Bechstein, Helene, lo colmaron de favores pecuniarios.
Al mismo tiempo que cuidaba su imagen de vegetariano, se vestía con sencillez y rehuía lo extravagante, Hitler estaba fascinado por lo fastuoso y se rodeaba de objetos caros. "1.000 millones de reichsmark costó la restauración de su retiro de Berghof en los Alpes bávaros; un par de millones salieron de su propio bolsillo", indicó. el investigador.
"En su colección de arte gastó más de cien millones de reichsmark", afirmó Helm. Hitler tenía además una manía por los inmuebles, y acumuló muchos a través de donaciones de seguidores, comprándolos o simplemente quedándose con ellos.
"Recién ahora sabemos que Hitler pagó una fortuna para restaurar un castillo en Poznan que había sido construido por el emperador Guillermo. Los trabajos fueron efectuados en secreto pero nunca fueron acabados", contó el periodista. Y en muchos casos, Hitler se benefició de la fortuna del pueblo. "Era algo muy frecuente. Gente de todos los estratos lo mencionaban en su testamento y le dejaban fortunas grandes y pequeñas, casas, vastas propiedades y granjas modestas", reveló.Además cobró 7,8 millones de reichsmark por su libro "Mein kampf" (Mi lucha).
Hasta cobraba por las estampillas
Lo más descarado fueron los ingresos que obtuvo por el mero hecho de que su cara adornase las estampillas del Tercer Reich. Se desconoce y mucho se conjetura sobre el destino final de la fortuna del dictador. "Hay versiones de cuentas bancarias en Suiza, pero no hemos podido conseguir ninguna prueba documentada", explicó. (DPA)