Año CXXXV
 Nº 49.562
Rosario,
martes  06 de
agosto de 2002
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Sin bancos, cooperativas del agro crean fórmulas alternativas de crédito
Siete entidades del centro y norte provincial arman un fideicomiso para afrontar el cultivo de soja

Un grupo de siete cooperativas agrícolas santafesinas crearán un fideicomiso privado para financiar la siembra de la próxima campaña de granos gruesos. Se trata de una iniciativa en la que trabajan entidades de las localidades de Llambí Campbell, Emilia, Videla, Gobernador Crespo, Malabrigo, Romang y Avellaneda -todas nucleadas en una entidad de segundo grado- que están armando un sistema para financiar 5.000 hectáreas de soja, como primera experiencia.
"Probablemente esto tenga su parto o alumbramiento mañana (por hoy)", dijo ayer el director del Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice), Miguel Paulón, quien ayer disertó sobre la figura del fideicomiso en un escenario de escasas alternativas de financiamiento, que se realizó en la Bolsa de Comercio y del que participaron además, Gonzalo Estefanell director del Instituto Internacional de Cooperación para la Agricultura (Iica) y Adrián Grassi (director del programa forestal de la Secretaría de Agricultura de la Nación).
Se trata de un proyecto pensado por el término de diez meses y el préstamo está ideado para cubrir el 25 por ciento de la productividad que tiene el productor sobre la soja, ya que se le estarían financiando por 6 o 7 quintales por hectárea, cuando los rindes en la zona alcanzan los 24 quintales por hectárea.
El ex secretario de Agricultura de la Nación y de la Producción provincial, precisó que en este fideicomiso en "en lugar de dólares funciona con soja", es decir, el inversor pone y recibe ese grano y el tomar también recibirá y devolverá soja.
La iniciativa de la formación e impulso de los fideicomisos fue encarada hace casi un año por el Bice y el Iica y en el caso santafesino -como ocurrió con otros casos en el resto del país- está tomando forma en concreto.
El proyecto en cuestión está formado por tres eslabones: productores con excedente de soja y que están dispuestos a ponerla hasta la próxima campaña, que actúan como inversores; cooperativas que actúan como promotoras y organizadoras y quienes pueden eventualmente constituirse como administradores fiduciarios, aunque para ésto requieren fijarlo en el estatuto de su organización. Finalmente, los tomadores, un grupo de productores que necesitan en financiamiento para los insumos, que deben demostrar responsabilidad en términos productivos.

Cómo opera el sistema
Una vez reunidas las partes, los inversores que tienen soja (el esquema está pensado como 100 toneladas) la ceden al administrador fiduciario, que la recibe y le entrega títulos de deuda por 104 toneladas.
En realidad, la ganancia no es sólo del 4% como se establece en el título, sino que en realidad para quien tiene la soja guardada representa entre un 10 y 11%, ya que si la mantuviera guardada por diez meses en un acopio, le hubiese costado entre un 6 y 7% del valor de su grano. El que toma el préstamo recibirá insumos (gasoil, semillas o agroquímicos) por el equivalente a las 100 toneladas de soja.
A la hora de la cosecha devolverá 110 toneladas de soja. Ese 10% adicional permite cubrir el retorno para el inversor (4%), el pago al administrador fiduciario-cooperativa (4%) y un 2% correspondiente a la asistencia técnica.
Para garantizar eso se firma un contrato de préstamo o mutuo, que establece las condiciones de producción y detalles de entrega de la mercadería entre otros datos.


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