Año CXXXV
 Nº 49.562
Rosario,
martes  06 de
agosto de 2002
Min 4º
Máx 15º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Velando al abuelo

Alguien comentó que con un sencillo trámite podríamos ser ciudadanos del "primer mundo" y acceder a los derechos que por herencia nos corresponden en un país de verdad. Al principio lo tomamos como una manera de vincularnos más estrechamente a la patria de nuestros abuelos y soñamos que algún día viajaríamos a conocer el pueblito de callejuelas intrincadas que fue el hogar de nuestros antepasados. A mediados de los ochenta, unos pocos lo hicimos; luego, a finales de esa década, con algo más de premura, empujados por la hiperinflación y la incertidumbre de los últimos días de Alfonsín, se sumaron por cientos. Luego llegó la estabilidad y nuestro peso valía, para qué pensar en irnos al primer mundo si vivíamos en él, entramos en el sueño menemista y no había necesidad alguna de emigrar. Pero como tantas veces el sueño terminó de manera abrupta, y nos despertamos brutalmente en medio de saqueos: devaluación, desocupación y miseria; no había futuro en estas tierras. A quién recurrir, a quién pedir ayuda ahora que el suelo arde bajo nuestros pies. Entonces recordamos algo casi olvidado: pero... ¡si somos ciudadanos italianos! Por qué no recurrir a la madre patria que seguramente nos recibirá en estos tiempos difíciles como nosotros los recibimos cuando Europa estallaba en guerra y hambre. Seguramente en nuestro consulado italiano nos prohijarán cálidamente ofreciéndonos toda la ayuda e información que requiramos. Seguramente la Cámara Italiana de Comercio nos acogerá en su seno para vincular nuestras alicaídas empresas con las saludables y tecnificadas empresas italianas, seguramente las comunas donde nacieron nuestros abuelos contestarán nuestras desesperadas preguntas. Quizás los enviados que Italia manda de las distintas regiones para asistirnos harán un plan serio y transparente para que nadie quede excluido. Pues no. El sueño es otra vez brutalmente interrumpido... nadie contesta nuestras preguntas, nadie atiende nuestros llamados, somos tratados como ganado en las puertas del Consulado, los emisarios vienen con anuncios resonantes de ayuda que convocan a miles sólo para decepcionarlos una vez más y con el oscuro propósito de frenar la emigración en masa. Vamos igual, debe haber un error, allá en Italia nos recibirán cálidamente, después de todo somos "italianos"... Un "carabinero" patea nuestras costillas en una estación del norte de Italia... descubrimos que somos sólo "sudacas de lujo"... Pero con pasaporte italiano, y nuestros derechos valen tan poco como aquí. El abuelo, que pasó toda su vida hablándonos de aquella tierra murió, velemos al abuelo y enterremos los lazos que ya no nos unen a nada. Aceptemos que nuestro lugar en el mundo es este... y estamos más solos que nunca.
J.C.Vella, DNI 14.287.676


Diario La Capital todos los derechos reservados