Año CXXXV
 Nº 49.560
Rosario,
domingo  04 de
agosto de 2002
Min 8º
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Entrevista al acusador número uno del establishment internacional
Stiglitz: "El FMI debe dejar de pensar en la suerte de los banqueros"
El Nobel de Economía no reniega de las políticas de libre mercado pero advierte sobre sus riesgos

Santiago Ordónez / Julieta Grosso

El premio Nobel de Economía y ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, aseguró que la economía atraviesa una crisis global que excede a Latinoamérica y que no puede haber estabilidad social en un país con el 25 por ciento de su población desocupada. El economista norteamericano mantuvo un diálogo desde su casa en Washington, en el que se refirió al fracaso de la convertibilidad y a los estragos que provocaron las políticas llevadas adelante por la Argentina a través de las directivas del FMI.
-¿La crisis de la Argentina y las anteriores de México y el sudeste asiático marcan una ruptura en la tradición del capitalismo?
- Nos estamos empezando a dar cuenta que la apertura de los mercados de capitales traen consigo un alto grado de inestabilidad, pero esto, hasta ahora, no había sido reconocido. En los 80 y a principios de los 90, algunos aseguraban que la apertura de los mercados haría que estos fuesen más eficientes, pero otros pensamos por el contrario que esto traería otros riesgos y que había que tener en claro cuáles eran.
-Cuando el FMI o Estados Unidos deciden sobre la política económica de los demás países, ¿ven sólo las ganancias a corto plazo o calculan también las consecuencias que sus recetas generarán a largo plazo?
-A mi juicio, pienso que estas políticas de recursos de capitales están centradas en los beneficios que brindarán en el corto plazo, más que lo que pueden generar en un plazo largo. La manera y la forma en que se aplican las políticas de asistencia, se enfocan directamente hacia los beneficios rápidos y están estrechamente ligadas también al destino que tendrán, es decir, a qué país será brindada.
-¿Con qué contexto cree que puede equipararse la crisis actual de la Argentina? Algunos economistas comparan la situación con la Gran Depresión norteamericana de los años 30.
-En lo que respecta a materia económica, sí podría tener relación con la situación de 1930 en los Estados Unidos. Pero también con el quiebre del sistema financiero de los años 20 que vivió Alemania, sobre todo por la convulsión que se produjo en ese momento y la que vive hoy la Argentina. Las políticas que se están aplicando en este momento son muy parecidas a las que en el pasado se pusieron en práctica durante la crisis de Alemania.
-¿Por qué los organismos internacionales respaldaron un sistema como la convertibilidad, cuando el propio caso de Estados Unidos demostró que no se pudo sobrevivir a un tipo de cambio fijo?
-Creo que este fue un error muy grave. Por un lado, la convertibilidad ayudó a bajar y a contener el alto nivel de inflación que se produjo a principios de la década. Pero el problema fue sostener esta política, cuando se sabe que no es sustentable exitosamente a largo plazo.
Las políticas aplicadas en la Argentina sirvieron en su momento, en esa coyuntura, y nunca más. Todos los economistas, y el FMI, deberían haber sabido que esta política no sería viable en el largo plazo. Tendrían que haberse dado cuenta y reconocido que de seguir en esa dirección se iba al fracaso. Porque siempre que el dólar está devaluado, es una receta que seguro irá al desastre... eso no puede durar mucho tiempo.
La convertibilidad era un sistema condenado a fracasar. Los tipos de cambio fijo nunca funcionaron. Fijar el valor del peso con el dólar hubiera tenido sentido si Argentina comerciara con Estados Unidos, pero no al hacerlo principalmente con Europa y Brasil. El dólar sobrevaluado produjo en Estados Unidos un enorme déficit comercial que ese país fue capaz de sustentar. No fue el caso de Argentina.
Cuando se tiene un masivo déficit comercial, hay que tomar prestado en el exterior para financiarlo. Aunque Estados Unidos es ahora el más grande deudor del mundo, los extranjeros están todavía dispuestos a prestarnos dinero. Estaban dispuestos también a prestarle a la Argentina cuando tenía el sello de aprobación del FMI. Pero finalmente se dieron cuenta del riesgo.
-¿Qué salida tiene la Argentina frente a este escenario de alto nivel de desempleo, retracción de la demanda y la producción y fondos atrapados en el corralito bancario?
-Esa es una de las lecciones generales que el FMI no puede ignorar: no puede haber estabilidad social en un país que posee un 25 por ciento de desocupados. Y no puede haber estabilidad social porque no hay estabilidad económica.
La estrategia que está manejando el FMI es equivocada. Sus directivos deberían dejar de pensar un poco en la suerte de los banqueros internacionales y preocuparse más para que la Argentina recupere su estabilidad y pueda trazar un proyecto que conduzca a la prosperidad.
El FMI cometió varios errores en el seguimiento de la crisis argentina, pero quizá el mayor error en los años recientes fue el manejo que le dio en 1997 a la crisis asiática y a las crisis subsiguientes en países como Rusia.
-¿Qué consecuencias puede llevar a la región la crisis argentina, teniendo en cuenta las dificultades que afrontan hoy tanto Brasil como Uruguay?
-La caída del sistema económico de la Argentina tiene efectos sobre sus vecinos, sobre todo cuando estos países están ligados a nivel comercial. Por otra parte, la volatilidad de la moneda de un país tiene consecuencias nocivas sobre otros. Y pienso que parte del origen de la crisis en la Argentina viene de que no puede sostener el valor de su propia moneda.
Que la moneda suba y baje todo el tiempo complica a todos los países vinculados, pero sobre todo al que experimenta esto. Un país con una moneda inestable y cambiante en su valor no puede controlar su propio desarrollo. Esto, en un país en vías de desarrollo, implica estar sumergido en una situación de riesgo y descontrol, porque no tienen modo alguno de saber cómo marcha su economía y se les hace más difícil encontrar una salida.
La Argentina estaba haciendo todo lo que le decía el FMI, pero una crisis de este tipo es también global y no un hecho aislado. Tanto Brasil como la Argentina le están demostrando al mundo que las políticas de mercados abiertos de capitales pueden ser una política buena, pero que al mismo tiempo llevan a correr riesgos muy grandes.
-¿Cuál es la imagen de la clase política argentina en el exterior? ¿Está acaso vinculada a las expresiones que manifestó hace algunos meses el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, cuando calificó como "ladrones del primero al último" a los argentinos?.
-Los americanos no pensamos eso, todo lo contrario. No tenemos esa visión de los argentinos. Hay muchos argentinos viviendo en los Estados Unidos y son muy trabajadores. Sí pienso que tienen grandes problemas de corrupción, de hecho bastante serios.Télam



"No puede haber estabilidad con un 25% de desempleo".
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