Año CXXXV
 Nº 49.560
Rosario,
domingo  04 de
agosto de 2002
Min 8º
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Innovación. Entrevista a Jesús Vicentí Huete, funcionario del gobierno español
Detalles del modelo tecnológico de España
Las subvenciones sectoriales se reemplazaron por créditos blandos del Estado. Prevén acuerdos con Argentina

Jorge Kaplan / La Capital

"Entre los empresarios argentinos he encontrado sensaciones contradictorias, pero hay sobre todo dos cosas muy preocupantes: desorientación y desesperanza". Así lo expresó Jesús Vicentí Huete, integrante del Ministerio de Ciencia y Tecnología de España, que pasó por Rosario para explicar a directivos, funcionarios y especialistas la importancia de la innovación tecnológica y el desarrollo, y cuál es el modelo implementado en el país europeo.
El funcionario señaló que el ex Ministerio de Industria hace cuatro años se transformó en el actual de Ciencia y Tecnología debido a dos carencias básicas: "La falta de comunicación entre las empresas, la investigación y las universidades, y además financiar los proyectos de las empresas de producción, investigación y cooperación".
En ese punto, coinciden tanto los empresarios argentinos como los españoles. "A todos -indica Vicentí Huete- cuando hablamos de innovación tecnológica, les preocupa quién les paga su proyecto, el problema número uno es la financiación. Cuando eres una gran empresa te ponen la alfombra roja, pero si es pequeña los bancos no les dan garantías, entonces tienes que establecer una vía paralela". Pero, a los españoles tampoco les fue fácil encontrar esa "vía paralela" de financiación ya que las normas de la Unión Europea son muy estrictas al respecto, y fijan topes dentro del gasto público de cada país para evitar una guerra comercial.
La idea es apoyar a la empresa pero no ya en la etapa de producción: "Nuestra intervención llega hasta el prototipo, cuando se empieza la producción no podemos ayudar más porque lo prohíbe la UE".
Los españoles se pusieron a buscar una alternativa al clásico esquema de subvenciones para financiar las iniciativas, "que generaban déficit público y no tienen capacidad de apalancamiento suficiente". Entonces, lo que se les ofrece a las empresas para desarrollo e innovación son créditos a diez años de plazo, con tasa cero y con amortización a partir del tercer año. "La fase de I+D (investigación y desarrollo) es muy cara -explica-, y cuando el producto ya está en el mercado, al cuarto año, el crédito se empieza a amortizar. La ventaja es que no se genera déficit público porque el crédito es un activo del Estado. Eso permite en lugar de tener un pequeño monto de las subvenciones, tener muchos más recursos".
Ese modelo tiene como características el apoyo a factores de tipo transversal, como son el diseño, el medio ambiente y la tecnología, y por otra parte el modelo se sustenta en el apoyo a sectores de cierta capacidad estratégica como nuevas tecnologías, ciencias de la información, o el automóvil. Luego tiene un tercer eje de apoyo a empresas tecnológicas que van naciendo y necesitan de instrumentos nuevos como capital de riesgo, capital semilla. Estas políticas se complementan con instrumentos fiscales: "Toda empresa que invierte en innovación, desarrollo, tiene paralelamente una serie de desgravaciones fiscales que pueden llegar a ser el 60% del impuesto". El funcionario resaltó que "el crédito que les damos a las empresas tiene una subvención equivalente del 30%". El control es condición para evitar el despilfarro de los dineros públicos: "Durante diez años el expediente de ese crédito está abierto y se hace un seguimiento, lo cual genera más trabajo de gestión, pero ahora tenemos 3 ó 4 más veces de inversión empresarial que con las subvenciones".



Huete, del ministerio español de Ciencia y Tecnología. (Foto: Daniel Carrizo)
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