Escapar de las garras de la crisis le costará a la Argentina, como mínimo, otros tres años. El trayecto estará lleno de obstáculos, entre otras causas, porque el apoyo financiero internacional será prácticamente inexistente. Tal es la opinión del italiano Stefano Zamagni, profesor titular de Economía Política de la Universidad de Bologna, profesor adjunto de economía política internacional de la John Hopkins University e integrante del consejo de asesores económicos del Vaticano. Ahora, ¿de qué depende que ese lapso se prolongue? Para Zamagni, quien visitó Rosario invitado por la Cámara Italiana de Comercio para referirse a lo que llamó el "drama argentino", se deberán recorrer algunos ejes para acortar el sufrimiento. Del lado de los gobernantes, tendrán que quitarle el acento al mundo de las finanzas y ponerlo en el desarrollo de una verdadera revolución productiva; del lado de la sociedad, la cuestión pasa por apostar a un cambio de mentalidad que permita desterrar a los políticos "tradicionales", exigiendo transparencia y participando activamente en las decisiones a partir de organizaciones civiles con objetivos determinados. La Capital dialogó con el economista, quien insistió en que a Argentina le espera, en el mediano y largo plazo, un destino floreciente. -Usted visitó la Argentina el año pasado, ¿era posible imaginar el desastre que se avecinaba, e impedirlo? -Sí. Era claro que el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, venía cometiendo errores. La ley de convertibilidad era insostenible desde hacía largo tiempo. Cuando ese sistema arrancó en 1991 tuvo una razón de ser, era necesario para frenar una tasa de interés imposible de soportar, pero todos los economistas del mundo saben que la paridad entre dos monedas puede durar tres o cuatro años, cinco como máximo, y en Argentina ya llevaba once años. Yo me fui de este país sorprendido de que un hombre del prestigio de Cavallo se estuviera equivocando tanto. En el gobierno de De la Rúa se insistió, no se sabe bien por qué, en mantener la convertibilidad y en la primera parte de 2001 las tasas de interés se dispararon, demostrando claramente que había cosas que andaban muy mal. Desde el punto de vista de la teoría económica una paridad con tasas altas es una blasfemia porque lo único que se logra es dilapidar las reservas para sostener la convertibilidad. Así se produjo el desastre argentino. -¿Usted hubiese devaluado antes? -Le voy a contestar con un ejemplo. En Italia -también sucedió en Inglaterra- en 1992, su moneda fue atacada especulativamente. Italia dejó la convertibilidad y el resultado es que pudo salir de la crisis. -¿Qué otras cosas influyeron en la crisis argentina? -La devaluación de Brasil provocó un tremendo impacto sobre la economía argentina, sobre las finanzas, y los especuladores internacionales empezaron a decir que más temprano que tarde el peso se tenía que devaluar. Si Cavallo hubiese mirado otros casos y escuchado los consejos de los economistas mundiales más prestigiosos que le decían que estaba equivocado, hubiese sido diferente el resultado. Otro de los errores proviene de una de las características del pueblo argentino, que en mi opinión es un signo cultural, me refiero a su tremenda insistencia en los aspectos financieros de la economía. Veo una exageración en poner el acento en las finanzas. Las personas se la pasan hablando de finanzas, de mercados, pero no ahora que estalló la crisis sino siempre. -¿Y cuáles son las consecuencias de esa insistencia? -Que terminan creyendo que el bienestar deriva de las finanzas y no del trabajo, de la creatividad de sus jóvenes, de la capacidad de producir. Si uno observa los programas de todas las facultades de economía del país, el 70% del estudio se basa en los aspectos financieros y no en el análisis de la economía real que es la que produce riqueza y empleo. Así, cuando hay una crisis en lo único que piensan es en cómo hacer una reingeniería financiera y no una reestructuración productiva. -¿Y ahora se está volviendo a cometer ese error? -Sí. No entiendo cómo el gobierno de Duhalde no avanza con una serie de leyes que no cuestan nada y que son indispensables para poner al país en otra ruta. Están haciendo todo el día cosas importantes pero no decisivas. El canje de bonos que terminó hace unos días fue un desastre, pero me parece que la gente empieza a entender que no le pueden "vender" cualquier cosa. -¿Habrá apoyo de los organismos internacionales? -Un elemento muy importante para tener en cuenta en esta crisis es que será diferente a otras porque los créditos del extranjero no vendrán. El FMI decidió no asistir de manera paternalista como en el pasado. Y aunque esto hará mucho más dura la crisis en el corto plazo, en el largo plazo será positivo. -¿Por qué? -Porque por primera vez en la historia moderna de este país la gente comprenderá que sus gobernantes son el rey desnudo. Antes, los políticos fueron capaces de hacerles creer que eran los salvadores de la patria, sus libertadores, porque tenían el respaldo de la plata que venía de afuera. Así demostraban que podían resolver muchas cosas. Pero ahora la gente ve que no pueden hacer milagros. Es hora de que los argentinos comprendan que su bienestar depende de ellos mismos, de organizarse, de asociarse, de tejer lazos con objetivos comunes. Esta es la primera condición que deberán cumplir si quieren desarrollarse. Y hablo de sociedad civil organizada como grupos que buscan el bien común a través de acciones concretas y que buscan controlar a los políticos. En este país los políticos no tienen ningún control. ¿Por qué nadie le exige a los ex funcionarios que den explicaciones por los errores que cometieron? -¿Hay esperanzas a largo plazo? -Soy optimista al respecto. Esta crisis será la más dura pero habilitará el cambio. En particular veo que los jóvenes argentinos ya tienen actitudes diferentes y veo un enorme interés en participar por parte de las mujeres jóvenes. Hasta no hace mucho las argentinas tenían la condición de las italianas del siglo pasado. Las mujeres están mejor preparadas que los hombres para generar cambios. Se puede demostrar que los países que más se desarrollan son los que tienen mayor proporción de mujeres en la sociedad civil organizada, y participando en política. -¿Cuánto durará esta crisis? -Como mínimo dos o tres años más. Depende de muchos factores, de las elecciones, por ejemplo. Mi consejo es que voten inteligentemente a candidatos nuevos. El mundo no quiere ver más las mismas caras en este país. Y esto no depende de que sean de izquierda o de derecha, no es un problema de plataforma política sino de confianza en las personas. Hay una frase de Albert Einstein que me parece importante destacar: "No se pueden resolver los problemas con la misma categoría mental de quienes los produjeron". F.O'K.
| El economista analizó lo que llamó "el drama argentino". | | Ampliar Foto | | |
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