Rodolfo Parody / La Capital
Tenía entre ceja y ceja el aro. Era letal cuando se acomodaba frente a las tablas. Fue tan efectivo que en el Sudamericano de Brasil de 1947 logró el título de campeón en lanzamientos libres y en el de Ecuador de 1945 se quedó con el segundo lugar. Hugo Baudracco formó parte de los momentos más gloriosos del básquet rosarino y dejó el sello de una conducta ejemplar ya que en su larga trayectoria jamás fue sancionado. Integró seleccionados nacionales y provinciales, y hasta se dio el gusto de desechar un ofrecimiento del presidente Juan Domingo Perón para integrar el equipo de Racing "porque soy muy rosarino y amo esta ciudad", dijo el ex jugador y entrenador que está al filo de los 80 años. Amante de los deportes, compartió el fútbol con el básquet. Hasta que llegó el momento de dar el paso a la primera división y no le quedó otra que dejar de darle a la redonda. Instaló un aro en su casa para perfeccionar los lanzamientos y su efectividad cobraría de a poco trascendencia. Con 17 años ya jugaba en primera y un año después pasó a conformar el combinado rosarino, en el que actuó durante 12 años. En 1938 debutó en el club Hinderburg (hoy El Tala). "El nombre se debe a un general alemán. Pero con la Segunda Guerra Mundial la gente sentía cierto rechazo, entonces le cambiaron el nombre", comentó Baudracco. Eran momentos en el que no se cobraba un peso y lo máximo que se conseguía era que la institución le consiguiera al jugador un trabajo. Motivo por el cual recaló en Bunge y Born. Tampoco pasó desapercibido en la provincia de Santa Fe donde integró su seleccionado y consiguió tres campeonatos argentinos (Mar del Plata 1942, Catamarca 1944 y La Rioja 1949), un segundo puesto (Buenos Aires 1947) y un tercero (Chaco 1948). En esos años también vistió la casaca del seleccionado nacional en los Sudamericanos de Ecuador y de Brasil. Aún hoy recuerda con algo de bronca cuando quedó desafectado del plantel que intervino en el primer Mundial que se disputó en Argentina en 1950 y que ganó el seleccionado albiceleste. "Como tenía 28 años y había algunos jugadores jóvenes como Venturi y Del Vecchio se optó por la juventud. Ahí se portó mal Canavessi (el entrenador) ya que como campeón sudamericano de lanzamientos libres creo que me tendrían que haber puesto". Sportsmen Unidos, Calzada y Temperley fueron algunos de los otros clubes en los que militó, en una carrera que se extendió hasta los veteranos. Aún hoy recuerda que había algunas canchas de polvo de ladrillo, similares a las de tenis. Luego siguió desde afuera del rectángulo de juego impartiendo órdenes como entrenador. Dirigió más de 25 equipos, entre ellos la selección rosarina (campeón del interasociaciones) y la santafesina (primero en el Argentino de San Juan 1966). Su vida estuvo también ligada con el peronismo. Fue vicepresidente de la junta ejecutiva de los torneos infantiles Evita, y recuerda con emoción cuando ella le dio un beso en la mejilla. Fue el mismo Perón quien le sugirió que se fuera a jugar a Racing. Según Baudracco, el presidente quería que la institución de Avellaneda tuviera los mejores conjuntos en todas las disciplinas -lo que fortalece la opinión de que el General era hincha de la Academia- pero optó por permanecer en Rosario. "Estaba trabajando en el Banco Municipal y no quería dejar ese puesto. Pero Perón me dijo que el ministro de Economía Ramón Cereijo (a la vez presidente de Racing) me iba a conseguir lo mejor, incluso un ascenso. Pero me di el gusto de decirle que no porque yo soy rosarino" Con casi 80 años, Baudracco tendrá el homenaje en vida que se merece. El mismo que espera de los dirigentes del básquet. Si aún hoy reclama que le entreguen la copa como el mejor sudamericano en lanzamientos del Sudamericano de Brasil que desde el primer momento se quedó la Confederación Argentina. De todos modos, no es más que una cuestión material. Los que tienen buena memoria recordarán que cuando se paraba frente al tablero era infalible. Y sobre todo que jamás tuvo un acto de indisciplina. Para imitar.
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