El gobierno de Estados Unidos intentó bajar ayer los decibeles en la disputa con Brasil, generada por las declaraciones del secretario del Tesoro, Paul O'Neill, cuando expresó su temor de que la ayuda a los países latinoamericanos termine en una cuenta suiza. Tras la protesta oficial elevada por las autoridades del país vecino, el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, aseguró que EEUU tiene una "gran confianza" en el equipo económico de Brasil. El domingo, cuando O'Neill fue consultado sobre si ofrecería alguna asistencia financiera durante la visita que tiene programado realizar la semana próxima a Brasil, Argentina y Uruguay, respondió que no. Y agregó que no podía darse dinero a los países del cono sur para que esos fondos pasaran a engrosar cuentas en bancos suizos. Ayer, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, no llegó a ofrecer una retractación formal, como había pedido el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, pero aclaró que los comentarios del secretario del Tesoro no reflejaban la posición del presidente George W. Bush. "Brasil es un amigo y un aliado importante, y este presidente y esta administración tienen gran confianza en Brasil y en su equipo económico", dijo Fleischer, quien agregó que "Estados Unidos continuará respaldando la asistencia financiera internacional para Brasil". "Esa es la posición del presidente y de la administración, incluido el secretario", sentenció el vocero. Claire Buchan, otra portavoz de la Casa Blanca, dijo que los funcionarios de Estados Unidos transmitieron el mensaje directamente a sus contrapartes en Brasil. Los comentarios de O'Neill habían contribuido a la caída de los mercados financieros de Brasil y aumentaron los temores de los inversores, ansiosos por cualquier señal sobre una nueva asistencia internacional para el país. La embajadora de Estados Unidos en Brasil, Donna Hrinak, se reunió anoche en el Palacio de Itamaraty con el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Lafer. Según un vocero de la Cancillería brasileña, la embajadora llevó las explicaciones dadas por la Casa Blanca respecto de las declaraciones O'Neill. Tras el encuentro, el gobierno de Cardoso dio por superado el diferendo diplomático con Estados Unidos. Desde el Tesoro se aclaró que O'Neill nunca tuvo la intención de perjudicar la economía brasileña. El presidente Cardoso había amenazado, incluso, con no recibirlo en su visita al país. En un esfuerzo por revertir el daño, la Casa Blanca respaldó las negociaciones con Brasil. Pero la Cancillería brasileña dijo que no basta y exige una nota formal de la embajada de Estados Unidos que explique las declaraciones de O'Neill.
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