Luis Castro / Ovación
Tal como lo había adelantado días atrás el presidente de la AFA, Julio Grondona, la violencia reapareció junto a la vuelta del fútbol. Juan Pablo Gigena, un hincha de Newell's, recibió un puntazo de un barra de River que lo dejó peleando por su vida. Un hecho lamentable y repudiable, que empañó lo que debía ser pura fiesta. El encontronazo de los hinchas millonarios y leprosos que se produjo tuvo versiones disímiles. Por un lado se dijo que los del Parque tomaron la iniciativa a la hora de las provocaciones. Pero según algunos testigos rojinegros, "los de River emboscaron a los de Ñuls". En el relato sobre lo acontecido, los simpatizantes que observaron lo sucedido sostuvieron que "los estaban esperando con palos, piedras y cadenas. Ni bien algunos hinchas de Newell's descendieron de un micro donde había un arma de fuego fueron atacados. Y Juan Pablo (Gigena) se llevó la peor parte con el puntazo que recibió". Además, los testigos presenciales del hecho aseguran que el hincha gravemente herido "no es de la barra, es un pibe laburador". Algo que generó la bronca de los rojinegros fue la actitud de los policías que custodiaban a los dos micros ya que "no hicieron nada. Se limitaron a mirar, pareció que fue una entregada". Mientras este hecho lamentable recién se daba a conocer en el estadio, el jefe encargado del operativo sostenía que "los micros llegaron sin custodia porque no nos avisaron. Teníamos un número de celular de la persona que los trasladaba, pero fue imposible comunicarse ya que estaba apagado". Una justificación injustificable. La historia de siempre vuelve a repetirse. La violencia en las canchas parece que nunca se erradicará más allá de los grandes discursos de los responsables. Lo cierto es que con el paso de los días y cuando el tema comience a desaparecer de los medios todo volverá al olvido. Hasta que se produzca un nuevo incidente, con los responsables de estos hechos de vandalismo sin ser juzgados ni castigados. Algo casi normal por estos tiempos.
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