Gabriel González / La Capital
Duhalde pretendió clavarlo dos veces, la primera en 1,70 peso y luego en 2,50, pero fracasó estrepitosamente, como se puede observar a simple vista en las pizarras de las agencias de cambio del microcentro. Y se escuchan de los economistas opiniones por doquier: desde que técnicamente debería estar a poco más de 3,10 hasta los agoreros que profetizan dos dígitos para fin de año. El dólar -de qué otra cosa se podría estar hablando- captura como ninguna otra variable las expectativas de la población. La ansiedad social sobre cuál será su valor a futuro le quita el sueño a los agentes económicos y es la base de sustentación con la cual el Mercado a Término de Rosario SA, una sociedad de la Bolsa de Comercio, salió hace poco más de un mes al ruedo. En este diálogo con La Capital, Mario Hallberg, gerente de la entidad bursátil, describe las potencialidades del producto rosarino que salió a conquistar la city porteña. Enfatiza que el dólar futuro "es un producto estrella", a punto tal que esperan multiplicar por cien el volumen de operaciones para fines de agosto. Destaca además que el indicador puede tener un efecto "moderador" sobre la evolución esperada del tan deseado como temido billete verde, porque "en el mercado organizado cada precio tiene por detrás una billetera obligada a pagar la diferencia con lo que pase en la realidad". El Mercado a Término salió al ruedo con un producto que junta varias experiencias. Fundamentalmente la de los granos que motorizan la Bolsa local, otras que fueron exitosas pero quedaron a mitad de camino por razones regulatorias como el de energía y también fracasos como la experiencia con hacienda vacuna. Aunque arrancaron primero, corren contrarreloj para imponer el contrato rosarino, porque desde la plaza porteña ya quieren empezar a pisarle los talones con un producto similar, que asombrosamente pasó como un tiro las instancias de control de los organismos de verificación. Estos son los principales tramos del diálogo: -¿Qué resultados están logrando? -Empezamos desde cero en la plaza Buenos Aires y hoy ya tenemos 20 clientes. Algunos son viejos conocidos, los exportadores de granos que son actores principales del mercado de divisas y el resto, de los sectores bursátiles y de inversión y algunos bancos. -¿Cuánto se está operando? -Hoy los volúmenes son incipientes. Estamos negociando 150 mil dólares por semana, una cifra modesta, pero avanzamos a paso sostenido y venimos sumando nuevos clientes que empiezan a operar en firme. -¿Cuál es el objetivo? -Nos autoimpusimos la meta de que a fines de agosto hay que negociar unos cinco millones por día. A partir de nuestra experiencia en granos, hemos desarrollado la figura del market maker, un profesional que vende el servicio de proveer liquidez. Porque la liquidez es indispensable para que estos mercados funcionen bien, acá, en los Estados Unidos y en la China. Estos intermediarios son quienes colocan el producto entre sus propios comitentes. Por ejemplo, a un importador de café, el corredor intermediario le ofrece una fórmula para cubrir sus necesidades de pesos para afrontar sus compromisos. Si recibe el café dentro de dos meses, asume una cantidad de pesos para comprar los dólares. El importador no sabe cuántos pesos necesita, pero el mercado de futuro le da esa certidumbre. -Es clave para imponer el producto hacer pie en Buenos Aires. -Efectivamente, porque la plaza financiera está concentrada allí. En Rosario tuvimos buena acogida, ya que tres agentes de Bolsa aceptaron la membresía. En Buenos Aires apuntamos a los agentes de Bolsa, los bancos y otros intermediarios financieros y el sector que se presenta como más dificultoso son los bancos extranjeros, porque con la crisis este tipo de decisiones requieren una aval externo, que lo tiene que dar un ejecutivo de riesgo que está emplazado en Nueva York o Ginebra. Así, se complica la posibilidad de llegar a decisiones rápidas. -¿Cómo reciben una propuesta que viene del interior? -Bárbaro. Nos abren las puertas al instante. No hay que mendigarle una reunión a nadie y también nos pasa que nos llaman los interesados. Claro que la toma de decisiones, toman un tiempo, porque la Comisión Nacional de Valores impone cuestiones regulatorias que obligan a un tiempo de espera. -¿Les vinieron bien los problemas del Mercado a Término porteño? -Relativamente, porque esta es una clientela nueva para nosotros y el otro golpe afectó más al sector que opera en granos. En rigor no es fácil medirlo porque la crisis del mercado no ayuda.
| Mario Hallberg es el gerente del Mercado a Término local. | | Ampliar Foto | | |
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