Qué pasa con un misil que no impactó en el blanco?". Lanzó la pregunta a modo de desafío con la seguridad de los que
tienen elaborada una respuesta. La sutil sagacidad del dirigente supera la picardía pedestre de muchos de los pares peronistas que frecuenta, ya sean menos o más encumbrados que él. Quizá por eso también recubrió de interrogación su esbozo de respuesta en un gesto de condescendencia a sus interlocutores: "¿Se destruye en el aire?", azuzó esta vez. Pero todo fue en vano, nadie entendió el desafío -o todos se hicieron los desentendidos- y el vuelo de la charla se estrelló de golpe.
Sólo la sospecha de que un presidente hubiera negociado su complicidad y encubrimiento por la muerte de casi un centenar de sus compatriotas a cambio de una decena de millones de dólares repugna a cualquier ciudadano decente. Una carga emocional extra con la que deberá lidiar ahora el doctor Carlos Menem en su intento de volver a conseguir el favor mayoritario de los argentinos que necesita para cumplir su propósito de aterrizar otra vez en la Presidencia de la Nación.
Y que se suma a la abrupta unilateralidad con que diversas voces norteamericanas parecieron romper el cordón umbilical que el ex mandatario se empeñaba en exhibir entre su postulación y la administración de aquel país. Se trate del rechazo a la dolarización en la Argentina o la reconversión en offshore de la banca o la descripción poco cortés de las características que para EEUU debería reunir el próximo presidente que elijan los argentinos.
Es decir, un cúmulo de contratiempos presumiblemente no previstos para la campaña del retorno menemista. En quienes le admiten a Menem la condición de una ubicuidad sorprendente anida la opinión de que el tiempo que dista hasta las internas partidarias de noviembre y posteriormente para la llegada de los comicios generales de marzo, resultaría suficiente para que éste reelabore las propuestas económicas que hasta hace poco -aseguraba el candidato- eran las únicas aplicables para sacar el país adelante. O para recomponerse en cuanto a su deteriorada imagen de hijo predilecto de la familia gobernante en Estados Unidos.
Reacción con incógnita
Pero quienes sostienen tales hipótesis también admiten que no resulta todavía posible dimensionar la reacción negativa que generará en el electorado nacional (y en la presión internacional) la difusión a escala mundial de la noticia por la cual el doctor Menem habría aceptado diez millones de dólares del gobierno de Irán a cambio, supuestamente, de no profundizar la investigación por el atentado a la Amia. Incluso aun cuando se demostrare la falsedad de la acusación del supuesto ex agente de inteligencia iraní que recogida por el diario The New York Times recorrió el planeta.
Ya se ha dicho que suponer que el diario norteamericano abrió la tapa de su edición incorporando esa noticia a instancias de funcionarios duhaldistas, como sostuvo inicialmente el propio Menem, esto es de la interna peronista argentina, es otorgarle al gobierno una influencia que de poseerla no se entendería por qué arrastra la pésima imagen que tiene en el exterior y la desconfianza que le profesan sin disimulos todos los organismos internacionales. "Es de suponer que La Capital abrió su tapa con una noticia en perjuicio de un puntero barrial de Chipauquil a instancias de otro que se peleó con él en esa comuna rionegrina, de la que la mayoría de los rosarinos hasta ignoran su existencia", ejemplificó alguien.
Pero es además no saber leer los diarios. El título de la tapa en cuestión del diario neoyorquino no menciona al doctor Menem sino que éste aparece como un dato en el cuerpo de la noticia. El título y la información toda aluden a Irán. Ese día, como en los anteriores y posteriores, muchos diarios norteamericanos refirieron de un modo u otro un cambio de la política exterior de Bush respecto al país persa. Esto que han destacado casi la mayoría de los analistas argentinos demostraría que Menem no es un aliado que la administración estadounidense privilegia a punto de preservarlo de sus propios virajes geopolíticos o que no es todo lo importante que los menemistas desearían que fuera en el hemisferio septentrional.
Investigación que avanza
De este modo ante los ojos del mundo entero ha vuelto alzarse el ignominioso atentado contra la mutual judeoargentina en cuya impunidad aparece el ex presidente envuelto, que produjo otra consecuencia: un nuevo impulso a las investigaciones sobre su supuesto enriquecimiento ilícito a partir de su propia admisión de poseer una cuenta bancaria en Suiza que siempre había negado.
Que los peronistas santafesinos y sobre todo los reutemistas, condolidos como están y mientras esperan que su jefe se reponga del posoperatorio que lo mantiene recluido en su campo, hayan amenizado la semana con las novedades que presagian tormentas en el frente menemista, es hasta comprensible. Otras noticias, como el crecimiento de la desocupación en la provincia (y el país), lejos de entretener, espantan. Pero a los ojos de un observador desprevenido hasta podrían estar cometiendo la indiscreción de cierto regocijo apenas disimulado.
Todavía late la herida por una negativa en la que para muchos no es en nada ajena aquella subrepticia visita de un avión riojano que llegó tan misterioso como se fue en el mediodía del 6 de julio último al hangar oficial de la Gobernación santafesina en el Aeropuerto de Sauce Viejo, en la capital provincial. De inmediato se supo que un Menem vino en el avión. Primero se dijo que había sido el senador Eduardo Menem; luego un sobrino homónimo.
También se supo desde el comienzo -luego Reutemann admitiría que le ofrecieron la vicepresidencia de la fórmula con el riojano- que esa presencia estuvo directamente relacionada con la eventual candidatura, después frustrada, del Lole. Pero desde el miércoles 10, cuando el gobernador sorprendió a todos, para los peronistas santafesinos quedó indisolublemente emparentada con la negativa.
Fue el propio Reutemann quien el jueves 11, en conferencia de prensa en Santa Fe, elaboró la metáfora inequívoca. Ese día aseguró que temía represalias tras su negativa y que no descartaba que la provincia "se llenara de aviones". Habló de operaciones "pesadas" y de "exocets" en alusión a los misiles aunque aclaró que en la entrevista que mantuvo con el emisario riojano éste no fue "amenazador". Nunca dijo quién fue el pasajero, su interlocutor de ese día.
De allí la alegoría del dirigente en la charla de café inquiriendo sobre el destino de los misiles disparados cuando no dan en el blanco que nadie quiso responder. Es casi imposible que a este perspicaz peronista curioso le hubieran escapado los interrogantes sobre los detalles de aquella tan trascendente entrevista. A saber, Reutemann que es famoso por haber dejado plantado a más de uno, ¿por qué respondió tan raudamente subiéndose a su vehículo y trasladándose solo al hangar oficial del aeropuerto? Quienes lo conocen al gobernador saben que debió mediar una razón valedera para que ese día decidiera abandonar su campo.
Si el visitante vino a proponerle la vicepresidencia de la Nación y no fue Eduardo Menem hermano porque a esa hora jugaba al golf en su provincia, ¿cómo es que Carlos Menem dejó en alguien que no sea uno de sus principales operadores la resolución de una cuestión de semejante importancia para su futuro político personal como era sellar la fórmula con la que aspiraría a llegar, por tercera vez, a la Presidencia de la Nación? \A no ser que de todos los Menem, hubiese sido el mismísimo Carlos Saúl el que vino aquél sábado. Hay quienes afirman que fue así. Eso explicaría en principio lo inusual del lugar: su presencia no hubiera pasado desapercibida no bien hubiese puesto un pie fuera del hangar. Y justificaría que el Lole trajinara imprevistamente de ida y vuelta el trayecto de su campo al aeropuerto sin que se enteraran previamente ni sus más cercanos colaboradores.
De ser así, la metáfora de los aviones adquiere otra dimensión. La reacción de los reutemistas de esta semana, también. Pero entonces, ¿qué pasó en esa reunión? Queda sobrentendido que no hubo acuerdo. De lo contrario, habiendo admitido Reutemann que allí le ofrecieron ser candidato a vicepresidente, se habría conformado la fórmula "Menem-Reutemann" y hoy estarían ambos y juntos en campaña.
Hipótesis de discusión
Si hubo desacuerdo no se puede presumir que hubo discusión enojosa y suscribir a la versión de que Reutemann ha dicho luego en la intimidad que "si Menem vuelve a la Presidencia renuncio a la Gobernación y me voy" sería temerario sólo por el simple hecho de que de la frase los únicos que puedan dar fe son el gobernador y su ocasional interlocutor en el caso.
Por lo pronto, y si como afirman algunos dirigentes del reutemismo Carlos Menem no llegara a la interna partidaria, no hay que esperar que en la Casa Gris el Lole se haga un haraquiri. Cuentan que no bien vio cómo tras el lanzamiento de su reemplazante, José Manuel De la Sota, se comenzaron a conocer algunas lindezas del gobernador cordobés como el inexplicable viaje de su esposa desde Chile trayéndose un suvenir de 50 millones de bonos provinciales en esa época canjeables por dólares, atinó a reflexionar: "Ven, si yo me hubiera subido aunque no tenga nada igual me hubieran tirado del balcón".
Es verosímil. La misma frase Reutemann ya la había usado y en público para describir la precariedad de ese codiciado y peligroso lugar al que por ahora no aspira a subirse.