Luis Emilio Blanco / La Capital
Miramar. - El nivel de la laguna cordobesa Mar Chiquita volvió a generar angustia en los pobladores y autoridades de esta localidad, debido a que en el último año no se produjo el período de bajante que comúnmente sucede al final del otoño. Ante este cuadro se teme que los tradicionales vientos de agosto, sumados al lento pero sostenido aumento de caudal que se observó en los últimos días, agraven la situación y se repita un anegamiento similar al ocurrido en 1985. En la actualidad el nivel de las aguas se encuentra a pocos centímetros del récord registrado en ese año y afecta a propiedades que ya habían padecido el problema. "La preocupación nuestra se fundamenta en que los dos meses que quedan de invierno son críticos porque predominan vientos del sector norte en el centro del país. Esto afectaría a toda la zona ribereña, que si bien tiene muros de contención de piedra, se pueden deteriorar por efecto del oleaje", explicó el intendente miramarense Raúl Castellino. Hasta ayer, las autoridades habían evacuado a siete familias que ya sufren las consecuencias de la inundación. Toda la población que habita en zonas ribereñas se mantiene alerta y angustiada aunque el intendente confía en que las obras de contención realizadas en los últimos tiempos pueden evitar un cuadro como el ocurrido el año pasado cuando debieron evacuarse alrededor de 30 familias. Castellino dijo que "se está trabajando intensamente con distintas reparticiones de la provincia. La Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Dipas) brindó todo su apoyo al igual que el gobernador (José Manuel) De la Sota, quien ayer prometió destrabar fondos por 60 mil pesos" para aportar el material necesario y así reforzar espigones y murallones de contención de agua en una extensión aproximada de 2,5 kilómetros. El intendente descartó que peligre la próxima temporada veraniega y aseguró que la comunidad esta preparada para recibir turistas como todos los años. "Lo único afectado hasta el momento son algunas obras de recuperación pero esperamos que después de la primavera la laguna empiece a bajar", dijo. Castellino descartó que se pueda producir una inundación como la ocurrida en 1977, cuando alrededor de 40 manzanas de la localidad quedaron bajo las aguas. "No creemos que se de una situación similar, en ese entonces ocurrieron fenómenos extraordinarios como intensas precipitaciones inusuales para la región". Ese año se perdieron 120.000 metros cuadrados de construcciones que incluían el 90 por ciento de la infraestructura turística, edificios públicos y viviendas. Alrededor de 60 establecimientos comerciales y 200 casas de familia fueron destruidas por las aguas. Se perdieron definitivamente los edificios de la estación terminal de ómnibus, el Banco de la Provincia de Córdoba, el Casino Provincial, el Centro Balneológico Termal, el Camping Municipal, la iglesia Santa Teresita (Patrona de Miramar), la iglesia Parroquial de la Virgen del Valle, la sede de la Asociación Hotelera, el escenario de festivales al aire libre, el Club Náutico y las sedes de Entel y Encotel. También quedaron sumergidas 38 cuadras de calles pavimentadas y 40 calles de tierra cubiertas por metros de agua y fango. Literalmente la laguna fagocitó el 70 por ciento del ejido urbano y la estructura disponible para la mayor fuente de ingreso de la población: el turismo.
| Nuevamente apareció el fantasma de la inundación. | | Ampliar Foto | | |
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