De familia británica acriollada en tres generaciones, el porteño Andrés Lenton llegó hace siete años a Rosario para dar sus servicios pastorales en San Bartolomé. Rubión, macizo, en vaqueros y pulóver, tiene 34 años y está casado con Evangelina Bogado. Tienen dos pibes lindísimos. Lenton reparte su faena entre los cultos de San Bartolomé y la asistencia domiciliaria a personas enfermas o mayores de habla inglesa radicadas, muchas de ellas, en el viejo pueblo de Fisherton. "La época dorada de la Iglesia Anglicana en la Argentina empezó a declinar a mediados del siglo XX, cuando se nacionalizaron los ferrocarriles y muchos ingleses se mudaron a otros puntos del país o volvieron a Gran Bretaña", cuenta, y agrega que los feligreses de aquellos viejos buenos tiempos eran funcionarios y empleados del Central Argentino, del frigorífico Swift, de los servicios sanitarios locales y de empresas dedicadas a asuntos marítimos. Le preocupa que haya menguado la feligresía de San Bartolomé y se ocupa en aumentarla. "Desde hace muchos años, ésta no es ya «la iglesia de los ingleses» -señala con énfasis-, sino una comunidad cristiana abierta a todos los cristianos sin que importe la denominación en la que hayan sido bautizados", y agrega: "Aquí damos servicios religiosos en castellano desde hace más de treinta años. Esta es una iglesia abierta, un ámbito donde tanto anglicanos como presbiterianos, metodistas, luteranos, católicos romanos o protestantes de cualquier denominación pueden participar del Evangelio, orar y honrar a Dios sin conflictos de conciencia".
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