Diego tiene 16 años y todos los días va y viene caminando desde su casa en el barrio Casiano Casas a la escuela Pascual Echagüe, en barrio Rucci. Para ello debe atravesar obligadamente las calles y pasillos de Parquefield. Todo fue así de rutinario hasta el miércoles 26 de junio. Aquel día, cuando volvía con sus carpetas bajo el brazo, uno de los hombres de la Organización El Sol lo corrió con amenazas por motivos que el muchacho y su familia aún no se pueden explicar. Lo alcanzaron en una estación de servicios ubicada en Baigorria y Avalos, donde lo golpearon con un baritón hasta dejarle la espalda marcada y dolorida. Le dijeron que nunca más vuelva a pasar por el barrio porque la próxima vez el castigo sería peor. Cuando Diego llegó a su casa y contó lo sucedido, su madre fue hasta la subcomisaría 23ª y presentó la denuncia. Desde ese día, el padre de Diego, Oscar Bondari, se puso a buscar al vigilador que había castigado a su hijo. Mientras eso ocurría, el adolescente fue víctima de un nuevo apriete. "Estaba frente a una casa de video cercana a la escuela y el vigilador lo empezó a correr. Entonces se tuvo que esconder en la escuela, sino lo volvían a golpear", relató el hombre. "Yo sé que ellos paran en el surtidor donde le pegaron al pibe porque voy permanentemente hasta allí a cargar GNC. Fui una y otra vez, los busqué por todos lados y la madrugada del 6 de julio los encontré. Cuando quise preguntarles que había pasado me agarró uno de la espalda y otro de atrás y me partieron la cabeza con el baritón. Entonces mi hijo bajó del auto y quiso interceder. A él también lo golpearon", comentó el hombre que terminó internado en el Hospital Alberdi con conmoción cerebral. Otro hijo de los Bondari, de 19 años, fue intimado por los guardias en una brasería de Baigorria y Molina cuando estaba comprando una pizza junto a su novia. "Quedó todo filmado en la cinta del comercio. Lo quisieron sacar a los empujones para golpearlo y si el dueño del local no intercede no se que hubiera pasado", recordó Oscar. El drama de esta familia se repite en muchos hogares. "Hay mucha gente que no quiere hacer la denuncia porque tiene miedo a las represalias pero yo sé que a un muchacho le bajaron los dientes a golpes y hay otra persona a la que le provocaron la perforación de un pulmón. No voy a parar hasta que esto se aclare y esa gente deje de golpear a todo el que quiera pasar por el barrio. No por llevar uniforme similar a la policía o estar protegido por un comisario se van a salir con la suya. Voy a hacer lo imposible para poner fin a todo esto porque mis hijos no tienen ningún antecedente, no andan en nada raro y cualquiera puede preguntar quiénes son, qué conducta tienen en la escuela y en el barrio", dijo la madre de los muchachos, Elena de Bondari. "No puede ser que no te dejen circular por los pasillos internos de las manzanas, que si vas en auto o moto te detengan y pidan los papeles o te coimeen para dejarte transitar", exclamó la mujer.
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