En general, los niños o adultos con discapacidades mentales o físicas reparten el día entre visitas al fonoaudiólogo, el psicólogo o el kinesiólogo. Frente a esta realidad, queda relegada la consulta con el dentista. La falta de cuidado de la dentadura desde temprana edad lleva a que cuando la persona llega a la consulta, sea demasiado tarde. "El control periódico evita males mayores", dijo la odontóloga Silvia Malchiodi, responsable de un servicio privado de atención odontológica para discapacitados.
Malchiodi opina que la salud bucal no es tomada en cuenta porque tanto padres como profesionales "están más pendientes de los progresos en la escuela o con el fonoaudiólogo", dijo. Esto provoca que los pacientes lleguen tarde al consultorio, y en la mayoría de los casos, "los profesionales se ven obligados a desdentarlos a temprana edad", enfatizó la especialista.
Historia médica diferente
Ocurre también que algunos profesionales no atienden a personas especiales debido a que "no se animan", porque se trata de un paciente que viene con una historia médica y neurológica diferente. Eso hace que muchos padres no sepan dónde llevar a su hijo.
Malchiodi es integrante de un servicio odontológico privado para niños y adultos discapacitados, con el objetivo de ofrecer un lugar destinado a brindar una atención especial. "En estos casos hay que tener más información sobre antecedentes médicos y neurológicos, además de tomar en cuenta una serie de cuidados. Por ejemplo, en pacientes con convulsiones, es necesario premedicarlos para que ante una eventual anestesia no tengan una reacción adversa en el sillón odontológico.
"En la Facultad no se enseña a tratar a personas especiales. Existen características de determinados sindromes que habría que conocer. Por ejemplo, una persona con sindrome de Down tiene lengua grande, paladar disminuido de tamaño y pocas caries, pero a pesar de esto último, pierde los dientes por problemas de encías relacionados con la higiene, porque nadie le enseña a cepillarse", apuntó la profesional.
Relación médico-paciente
En cuanto al tratamiento, no existen diferencias técnicas. El rasgo sobresalinte radica en la relación médico-paciente. "De ésta depende la duración de la terapia, ya que se trabaja hasta donde se puede llegar", dijo Malchiodi.
En el caso de los chicos con sindrome de Down explicó que no hay mayores complicaciones, ya que son "colaboradores", mientras que otros, si bien están interesados en ayudar "no pueden porque tienen movimientos espásticos". En esos casos se necesita que un asistente o la propia madre sujete la cabeza en el momento de los movimientos involuntarios.
También están aquellos que no colaboran debido al miedo y los que no entienden de qué se trata.
"El trabajo del odontólogo depende de la actitud del paciente. Cuando existe mucha resistencia no queda otra alternativa que realizar extracciones", explicó la especialista.
"Intentamos mantener una relación con el paciente en base a la confianza, explicándole de qué manera se va a trabajar, pero no siempre se puede", subrayó. En pacientes donde el entendimiento es menor se incentiva en los padres las conductas preventivas (higiene diaria y la importancia de un control periódico).
El trabajo interrelacionado con otras disciplinas de la salud es para Malchiodi otro de los pilares de un tratamiento odontológico para discapacitados. A veces sucede que llegan pacientes de 12 años por un dolor de muelas y que han sido tratados desde temprana edad por un retraso en el habla. "Esa profesional debería recomendar la visita al odontólogo", dice.
Es intención del nuevo servicio vincularse con los profesionales responsables del tratamiento de la discapacidad para trabajar en forma conjunta.