El ajuste de personal bancario en el Gran Rosario comenzó a mostrar en las últimas semanas las primeras señales de la reestructuración del sistema financiero. Un proceso que implicará, según los distintos análisis, una reducción promedio del 30% de empleados.
Una cifra significativa si se tiene en cuenta que en la región hay más de 4.500 empleados bancarios. Por lo pronto, los bancos iniciaron el camino con la no renovación de personal contratado y la implementación de retiros voluntarios.
En Buenos Aires algunas de estas mismas entidades también decidieron la jubilación anticipada para aquellos que estén cercanos a la edad de retiro.
Sin embargo, el temor de numerosos empleados está dado por el miedo al cierre definitivo del banco, como sucede en el caso del personal del Velox y el Scotiabank -que se encuentran suspendidos- y en menor medida por los del Bisel, Suquía y Bersa, hoy bajo el paraguas del Nación hasta que aparezca un comprador.
Viejos conocidos del sector bancario recuerdan que a fines de los 70 se produjo un significativo aumento de los empleados debido a la transformación de numerosas cooperativas en bancos, lo que se tradujo a mediados de los 80 en más de nueve mil empleados en todo el Gran Rosario.
A partir de allí, el número de trabajadores comenzó a descender hasta los seis mil bancarios hacia fines del primer lustro de los 90. La tendencia se potenció con el estallido de la crisis del Tequila en 1995. Este fenómeno terminó con el despido de 1.500 personas y el cierre y fusión de muchas entidades.
En la actualidad trabajan alrededor de 4.550 bancarios en el Gran Rosario, lo cual de cumplirse los pronósticos de una reducción del 30% de las plantillas de empleados significaría otras 1.500 personas desempleadas. Desde el gremio desconfían de estas cifras pero reconocen que el sector entró en una etapa de reestructuración.
El proceso de transformación del sistema financiero en la región dejó entrever esta semana algunas pautas. En este sentido, el banco Francés acordó el retiro voluntario 28 de los cien empleados con los que cuenta en la ciudad.
El banco Río también abrió el libro de los retiros voluntarios y reconoció el cierre de tres de sus sucursales, donde los empleados pasarán a las otras filiales. En tanto, el Galicia redujo los sueldos e intentó establecer un cronograma de suspensiones y cerrará locales. Y el HSBC decidió no renovar trabajadores contratados, similar a lo que hicieron varios bancos en distintas áreas.
Algunas otras entidades están induciendo a la adhesión de retiros o jubilaciones anticipadas, algo que el Credicoop instauró en Buenos Aires pero que todavía no se comunicó que vaya implementarse en Rosario. Otros bancos ofrecieron indemnizaciones por encima de los montos que marca la legislación actual, incluida la ley de emergencia económica que obliga a duplicar el pago por despidos que se produzcan hasta fin de año y pagaron por encima del 240%.
Al ritmo de las cacerolas
El proceso de reducción de plantillas ya había comenzado el año pasado, pero se frenó con la implementación de la bancarización forzada y la imposición del corralito para los depósitos. Pero en abril se terminó esta pequeña tregua.
Una sucursal entre mediana y pequeña cuenta con un promedio de 13 empleados, que algunos analistas consideran que podrían verse reducidos a 8 ó 9 ante la caída de la actividad y depósitos, y ausencia de créditos.