La ciudad que guarda en su historia la semilla de la independencia argentina, es hoy la capital más grande del noroeste de nuestro país. Fundada por segunda y definitiva vez el 27 de septiembre de 1685, San Miguel de Tucumán ofrece innumerables facetas para descubrirla. Historia, naturaleza y una interesante vida nocturna se entremezclan con los sabores de la caña de azúcar, las empañadas y las humitas, despertando todos los sentidos del viajero.
San Miguel guarda en su seno los edificios que hace más de un siglo, albergaron a los forjadores de la Patria. Es un centro turístico y cultural que goza de una geografía excepcional y un clima benigno presentando temperaturas moderadas tanto en verano como en invierno. En cuanto a la disponibilidad de alojamientos, San Miguel tiene la oferta más variada desde hoteles cinco estrellas hasta bellos residenciales de estilo colonial que en su mayoría se encuentran a muy pocas cuadras de la plaza central.
Visita obligada
Sin lugar a dudas, el recorrido de sus calles obliga a la visita de la Casa Histórica de la Independencia en la que se puede revivir la gesta de julio de 1816 en sus salones bellamente restaurados que resguardan reliquias de la época colonial. Por la noche la "casita de Tucumán" se viste con un espectáculo de luces y sonidos ofreciendo una mirada al pasado sobre los orígenes de la Nación.
El itinerario de edificaciones históricas incluye el Templo de San Francisco, la Catedral, la casa del Obispo Colombres y del presidente Avellaneda, museos, el teatro San Martín y la legislatura.
Apodada "El jardín de la República", la ciudad está tapizada de parques y plazas. Entre ellos el más destacado es el parque 9 de Julio de cien hectáreas de extensión con un lago artificial, varios grupos escultóricos y el famoso reloj floral, actualmente fuera de funcionamiento.
Al oeste de la capital es posible visitar el Campo de las Carreras o Ciudadela que rememora la batalla de Tucumán librada por Belgrano en 1812. Desde la ciudad se pueden realizar varias excursiones hacia parajes cercanos, incluso se pueden contratar viajes a la zona de Tafí del Valle, San Pedro de Colalao y ruinas de los indios Quilmes, entre otros.
Excursiones al natural
A unos 24 kilómetros de la ruta provincial 340, el cerro San Javier es un reto para los ciclistas o caminantes que deciden llegar al Cristo Redentor que se encuentra en la cima, tras subir sus 1.200 metros. Quienes anden motorizados deberán dividir su atención entre el gran número de curvas cerradas y el hermoso paisaje subtropical del camino. Una vez arriba la postal de la capital tucumana es un escenario que nadie debe perderse.
Desde el cerro se puede continuar con la recorrida de la zona llegando hasta El Siambón donde se encuentra un monasterio benedictino. Surcado por ríos e innumerables arroyos el paisaje se va volviendo más agreste y selvático. Explorando estos se encontrarán villas veraniegas tapizadas de hortensias como Nougués y Raco y ya de regreso a la ciudad se puede visitar el dique Celestino Gelsi, ex Cadillal.
La zona del dique que embalsa las aguas del río Salí ofrece 1.400 hectáreas para practicar deportes náuticos y la pesca deportiva. El recorrido abarca puntos conocidos como el tobogán, la usina y río Loro. Otra de las opciones es la visita a La Picada, en Tafí Viejo a pocos kilómetros de la ciudad. Allí se pueden realizar paseos en el parque privado Alpa-Puyo, ubicado sobre la ladera sudoeste del cerro El Taficillo. En un ambiente natural bellísimo, las instalaciones ofrecen un minizoológico, museo, lago artificial y una capilla.
Comida y espectáculos
Además de sus atractivos naturales San Miguel también tiene una variada oferta para los amantes de la noche y del buen comer. La ciudad se viste de luces al caer el sol y tienta al turista con espectáculos teatrales, paseos por la zona peatonal, peñas folclóricas y modernos restaurantes.
Empanadas de todos los tipos, tortillas y tradicionales platos con harina de maíz dan cuenta del verdadero gusto tucumano, más aún si todo es acompañado con un buen vaso de vino al son de la guitarra y el bombo.