Aníbal Fucaraccio / La Capital
Podría haber sido para cualquiera de los dos. Solamente la falta de fortuna y la carencia de claridad en los últimos metros para definir las situaciones favorables de Gimnasia inclinaron el resultado para el lado de los de Fisherton. Pero la suerte y el oficio también juegan en este deporte, y en ellos se basó Jockey para llevarse un difícil y apretado triunfo por 35 a 30 del parque Independencia. Los treinta jugadores que estuvieron ayer en la Bombonerita se repartieron errores y aciertos en igual magnitud, y fueron los únicos responsables de la alta temperatura que tuvo el encuentro durante los 80 minutos. Ese extraño cocktail rugbístico desembocó en un partido parejo, vibrante y sumamente caliente, donde hubo una gran cantidad de roces innecesarios que excedieron al juego propiamente dicho y que complicaron la actuación del árbitro Juan Favretto. De entrada pareció que la visita salió más decidida y aprovechó su primera ocasión con el pie de Di Bernardo. Gimnasia contestó enseguida. Fiel a su estilo histórico movió la pelota por todo el frente de ataque y definió por la punta con una potente entrada de Chumpitaz. Jockey simplificaba el juego y avanzaba muchos metros con los kicks posicionales. Así consiguió muchas pelotas cerca del ingoal rival que las definía con un maul después de un line (así llegaron los tries de Woelflin y Barrandeguy), con la potencia del scrum (así consiguió su try penal) o recuperando pelotas de los rucks (desde esa faceta encontró su anotación Amuchástegui). Las dos posturas estaban claras. Los verdiblancos debían apostar a sus forwards y los locales a la creatividad de sus tres cuartos. Pero ninguno de los dos era sólido en defensa y eso planteó un trámite intenso, de ida y vuelta, que terminó en el entretiempo con un marcador favorable a Jockey por 29 a 25. El complemento fue más deslucido, ya no se encontraban tantas ideas en ofensiva. Gimnasia jugó más de la mitad de ese parcial en campo enemigo pero no pudo anotar ni un punto. Eso conspiró contra sus intenciones y le permitió a Jockey anotar de contra con la puntería de su apertura. El try de Budacci en el descuento le puso más emoción al desenlace. Pero Belegni falló la conversión que posibilitaba el empate que hubiera sido realmente justo. Sin embargo, Di Bernardo lustró nuevamente su botín y clavó un drop que definió un encuentro muy entretenido, pero que indudablemente se desentendió de los merecimientos.
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