La recuperación de las cargas de fruta y la iniciación de otras nuevas como el clinque (que se utiliza para la fabricación del cemento), leche en polvo, carbón y semillas posibilitó en las últimas semanas un notable repunte del puerto de Rosario, a casi una semana de la firma del traspaso a manos privadas.
La mayor actividad permitió la incorporación de trabajadores temporarios y es así que la semana cerró con 900 operarios en el muelle local. Un dato fuera de pronóstico a principios de año.
El 29 de este mes, según se anunció oficialmente, se firmará el traslado del puerto de Rosario (actualmente gerenciado por el ente gubernamental Enapro) a un consorcio de siete empresas catalanas agrupadas bajo la denominación Puerto de Tarragona. El acto de traspaso se hará un mes después.
Para el representante del grupo hispano, Guillermo Salazar Boero, las obras encaradas meses atrás por la empresa, como la reparación de muelles y la reconstrucción de galpones, facilitaron en gran medida la recuperación.
Otras obras, como la construcción de celdas para fertilizantes y las cámaras de frío para las frutas, urge terminarlas "en el primer año de la concesión porque resultarán vitales para el servicio", tal cual lo aseguró el directivo.
Una década desperdiciada
La concesión de la terminal multipropósito será por 30 años y pretenderá borrar el fracaso que unos años atrás cerró el contrato con la operadora filipina Ictsi, una de las más reconocidas a nivel internacional que por la misma época se concentraba más en el puerto de Buenos Aires, cuya actividad había logrado disparar hacia arriba notoriamente. Las sospechas que surgieron fueron, entonces, que el plan de los asiáticos era "planchar" a Rosario para ganar cada vez más negocios en la principal metrópoli.
De todas maneras, un conflicto con los estibadores, a los que se sumaron incumplimientos en las inversiones y en el pago del canon al Enapro (entonces en manos del funcionario justicialista Carlos Bermúdez), cerraron el negocio y los filipinos partieron.
¿Sorteará con éxito la encrucijada el grupo español y sacará un puerto que desperdició la década del 90, tan dorada a las 15 terminales privadas enclavadas en Puerto General San Martín y Punta Alvear? La inacción del muelle local provocó por estos años -por reflejo- que la gente de la ciudad en general desconociera que a 30 kilómetros al norte (en la barranca cercana adonde murió el sargento Cabral) se daba molde al que es hoy el mayor polo exportador oleaginoso del mundo con una tecnología propia de los más avanzados puertos internacionales. El desarrollo de la hidrovía y un dólar que permitió la incorporación de equipos importados resultaron determinantes en el proceso de inversión en la rada San Lorenzo.
La característica del puerto de Rosario es otra: multipropósito. Salazar Boero dice no tener dudas de que finalmente se ubicará en el mundo de los negocios. "El empuje actual ya despertó confianza y nuestro objetivo será consolidarla con la ecuación costo y servicios. Si la atención es buena, las cargas no se van; se suman día a día".
Hoy en día (razón de los 900 operarios trabajando) se mantienen las cargas tradicionales de aceite, azúcar y palanquilla; a ellas se sumaron otras de autopartes, carbón vegetal, leche en polvo, miel, 50 mil toneladas de fertilizantes y 240 mil previstas de clinque entre este año y el próximo.
"Hay ocho frentes de atraque y todas las posibilidades para operar durante gran parte del año; así que nos haremos cargo de la terminal con las mejores expectativas", dijo Salazar.
-Si hoy hay 900 obreros trabajando, ¿cuántos podrá haber en el futuro? \-El número de operarios depende también de la tecnología que se incorpore. Hoy existen razones estacionales que benefician. Nosotros creemos que este promedio, de 900 operarios, lo podremos mantener todo el año.