Año CXXXV
 Nº 49.542
Rosario,
miércoles  17 de
julio de 2002
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Educación de adultos y adolescentes
Cuando el aprendizaje y la enseñanza son lo prioritario
Juntaron ladrillo por ladrillo y lograron levantar el aula que una tormenta les llevó el año pasado

MARCELAISAIAS
La Capital
"La educación es prioritaria porque en el análisis general que hago de la vida y de la existencia humana, el fenómeno educativo es absolutamente fundamental. La educación no es la llave de todo, pero sin ella nada se hace". Las palabras pertenecen al pedagogo brasileño Paulo Freire, las dijo durante una entrevista realizada por la educadora Rosa María Torres en 1994. No son muchos los años que pasaron desde esa opinión hasta la fecha, que ahora cobra especial significado cuando el hecho educativo aparece como un bien cultural y social, más allá de las carencias materiales.
En este pensamiento se inscribe la reinauguración, el 9 de julio pasado, del aula radial Claudio "Pocho" Lepratti, perteneciente a la Escuela Nocturna para Adolescentes y Adultos Nº2565 Lisandro de la Torre de Rosario. No por casualidad el nombre fue elegido para el aula por los alumnos -que van entre los 15 y los 70 años- y que a diario se reúnen para aprender junto al maestro Edgardo Giordano: quisieron recordar de esa manera al trabajador y compañero asesinado durante los hechos trágicos de diciembre en la Escuela Serrano.
Lo cierto es que las palabras de Freire tienen eco en esta realidad, si se recuerda cada paso que los alumnos dieron para reconstruir el aula que el año pasado les llevó una tormenta. Primero fue conseguir un terreno en el lugar donde viven -la villa La Granada, pegada al barrio Las Flores- sitio que les donó la Municipalidad de Rosario. Luego, juntar ladrillo por ladrillo para poder levantar las paredes que le dieron forma de salón al espacio que pensaron para aprender.
El 15 de marzo pasado La Capital dio testimonio de cómo a pesar de no tener techo, ni ventanas, ni puertas, ni baño, tener piso de tierra, los alumnos quisieron igualmente seguir adelante, y en ningún momento escucharon de su maestro decir "así no se puede enseñar". Los pedidos que hicieron conocer por esta página para reunir los materiales mínimos nunca llegaron, sólo lograron seguir adelante con la suma de voluntades.
El aula conserva ahora las mismas dimensiones. Allí, en un multiciclo están los que nuca pasaron por la escuela, los que están reconociendo las primeras letras -"alfabetizándonos", como dicen ellos-, aquellos que algunas vez pasaron por la educación pero debieron abandonar y ese número de alumnos que van y vienen, porque entre clase y clase deben atender a sus bebés o alguna changa ocasional.
Una vieja máquina de coser, otra de escribir (que está rota y esperan poder arreglar), maderas, telas para confeccionar ropa para los chicos y una incipiente huerta dan vida los talleres que se unen a las clases propias de lengua, matemática o historia. Todo lo hicieron saber en el acto de reinauguración donde hasta no se privaron en hacer un discurso en guaraní o agradecer contar con un maestro.
Al aula le siguen faltando las más elementales condiciones -entre ellas el baño- para que sea un lugar propiamente de aprendizaje. Le sobran, sin embargo, ganas para aprender y enseñar.


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