Bogotá. - El líder de los paramilitares colombianos, Carlos Castaño, anunció ayer que renuncia a la dirección política de esa agrupación de ultraderecha en rechazo a las actividades criminales de algunas de sus facciones, a la vez que se comprometió a gestionar la liberación "en los próximos días" del empresario venezolano Richard Boulton. En un comunicado difundido en Internet, Castaño manifestó su malestar porque en el seno de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares) "cada cual hace lo que quiere". "He decidido no continuar representando políticamente a las AUC", afirmó tajantemente Castaño, quien expresó su molestia por el secuestro de Boulton y porque los diferentes grupos que integran ese movimiento están vinculados al narcotráfico.
Según explicó, una organización así no representa "tranquilidad para los colombianos". En su declaración, dirigida "a la familia Boulton y a la opinión pública", aseguró que los paramilitares que operan en las localidades colombianas Puerto López y Puerto Gaitán "han aceptado su responsabilidad en el secuestro" del industrial venezolano. "Manifiestan su voluntad de ponerlo en libertad en los próximos días", añadió el texto, y precisó que será entregado a un representante de la Cruz Roja Internacional.
Profundas tensiones
La renuncia de Castaño revela tensiones entre los integrantes de la AUC, dijeron ayer analistas, quienes no descartan que el líder paramilitar intente perfilar a esa organización como actor político en un diálogo de paz. Las AUC, conformadas por unos 10.000 hombres alzados en armas, libran una "guerra a muerte" con los movimientos guerrilleros por el control de vastas zonas del país. "Este hecho muestra la presencia de múltiples y profundas tensiones, que parecen haberse agudizado muy fuertemente en los últimos meses, especialmente por la relación con el narcotráfico, algo que Castaño ha condenado públicamente", declaró el analista privado Alejo Vargas. Vargas, ex vicerrector de la estatal Universidad Nacional, agregó que el principal antecedente de tales diferencias fue la renuncia de Castaño, el año pasado, a la dirección máxima de las AUC, el movimiento que reúne a todos los comandos paramilitares del país.
Castaño dejó el viernes la dirección política de las AUC al rechazar -dijo- las actividades criminales de algunas de facciones del grupo, y anunció que asumirá la conducción de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), el principal bloque de la organización paramilitar.
Entre las acciones que cuestiona Castaño figura el secuestro, el 15 de julio de 2000, del empresario venezolano.
Vargas insistió en que lo que muestra la decisión de Castaño es que "cada vez las tensiones en las AUC parecen volverse más agudas". Castaño "prefiere no asumir dichas responsabilidades", sino concentrarse en las ACCU, con "la idea de cohesionar a todos estos grupos", observó. A su vez, el decano de ciencias políticas de la privada universidad Javeriana, Fernando Giraldo, dijo que el retiro de Castaño de la dirección política de las AUC "evidencia una división al interior del grupo y una preparación de cara a un proceso de paz" con el gobierno de Alvaro Uribe, que asumirá el 7 de agosto.
Vargas tampoco descartó que detrás de la renuncia exista una intención del jefe paramilitar de perfilar a las AUC (10.000 combatientes) como un actor político, de cara a una negociación de paz, aunque estimó que esto no sería posible en el corto plazo. Giraldo recordó el retiro de Castaño de la jefatura máxima del grupo paramilitar, para dar paso a una dirección colectiva. "En ese momento Castaño no quiso asumir solo las responsabilidades por una serie de excesos cometidos por los distintos bloques", indicó. (AFP y DPA)
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