Aníbal Fucaraccio / La Capital
Volvió a sonreír. Luego de tres derrotas consecutivas que plagaron de dudas el pasaje Gould, Atlético del Rosario se acordó de ganar, y a pesar de que no lució en ningún momento y que nunca llegó a emocionar, se pudo retirar victorioso por primera vez en lo que va de la Zona Campeonato. Ayer de local, y esforzándose más de la cuenta, superó ajustadamente al modesto Champagnat por 25 a 18 en un encuentro correspondiente a la cuarta fecha del torneo que organiza la Unión de Rugby de Buenos Aires (Urba). Los rosarinos necesitaban la victoria imperiosamente. Para levantar cabeza luego de un arranque no muy feliz, para tomar un poco de aire fresco en medio de tantos traspiés enviciados, para recuperar la confianza y para encarar lo que resta del certamen con otras motivaciones. Y finalmente consiguieron lo que salieron a buscar. Ese fue el mérito de Plaza, aunque lo logró a través de una expresión tibia y sumamente desprolija, muy alejada de sus ideales. En el comienzo los dos equipos esbozaron, cada uno a su manera, la pobreza que iba a dominar el desarrollo del juego durante los ochenta minutos. Acciones muy disputadas, falta de claridad para manejar la pelota, errores en las destrezas básicas, pérdida permanente de la posesión y una llamativa carencia de criterio para armar movimientos a partir de las pelotas recuperadas, esas fueron las imágenes más recurrentes. De los dos, Atlético era el que evidentemente tenía mayor resto en su caudal rugbístico. Cuando los locales movieron la pelota intercalando forwards y tres cuartos demostraron que tenían las herramientas necesarias para lastimar al rival y pensar en el ingoal de enfrente. Pero a la última puntada siempre le faltaba una dosis considerable de precisión, y así se desdibujaban la mayoría de los intentos. Era cuestión de tiempo. Y cuando Plaza aceitó sus pases aparecieron los huecos en la defensa adversaria, y los tries. Diego Orengo, con una excelente diagonal culminó un buen arranque por la otra punta de Castagna. Y luego Weitemeier armó una gran jugada que finalizó el propio Castagna. Con esos tries Atlético se relajó, entró en el descontrol general, cambió varias veces de pateador, perdió su concentración y terminó redondeando un parcial chato y muy aburrido que lo tenía adelante en el marcador por 15 a 3. En el complemento el trámite no cambió. La falta de ideas se volvió cada vez más acuciante y encima a los 8' Champagnat encontró su primer try que vino de un grueso error en un line que perdió Plaza. La visita se puso a tiro y a Atlético se le hizo muy difícil encontrar la manera de realizar una diferencia tranquilizadora. Es que a este conjunto plazón todo se le hace complicado en la presente temporada. La pelota siguió sin dueño y las imprecisiones se multiplicaron con el correr de los minutos. Así, con muchas sombras y con algo de susto, se fue un partido somnoliento, perfectamente olvidable, donde lo único rescatable para los rosarinos fue la justa y necesaria victoria.
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