Año CXXXV
 Nº 49.535
Rosario,
miércoles  10 de
julio de 2002
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cartas
Sin agresión, con respeto

El poder usar este espacio que nos da La Capital a los lectores es algo de mucha importancia, ya que a través del mismo podemos expresar nuestros pensamientos y aún sentimientos. Pero hay un detalle fundamental que todos deberían tener en cuenta: no usarlo para la agresión. Una cosa es decir lo que se cree oportuno y otra, muy distinta, es agredir como lo hizo el señor N.G. en la edición del 27 de junio. Como él, tengo 70 años. Me diferencio por no interesarme por el fútbol; coincido que es un juego y, como tal, el éxito o el fracaso se debe a múltiples factores. Entiendo la decepción por el fracaso de la selección argentina, fracaso que también lamento. Pero no puedo entender por qué ese señor comienza diciendo que "a los hermanos Marcelo y Rafael Bielsa los identifica una tremenda soberbia que los confunde...". Cada uno de esos señores Ða los que no conozco personalmente sino a través de su desempeño públicoÐ, desenvuelven sus actividades en campos muy diversos. ¿Qué tiene que ver el abogado con el DT? Además, la referencia que hace al "abuelo ilustre", a la mansión frente al parque y a los 30 mil volúmenes de su biblioteca no se entiende qué tiene que ver con los otros comentarios netamente deportivos. Da la sensación de un resentimiento que no sé si se debe a lo económico o a lo ilustre del abuelo. Estoy convencida que debemos ubicar al fútbol en su justo lugar, ya que vemos que en este país se le da un espacio mayor del que le corresponde, en especial en estos pésimos momentos de nuestra vida nacional, momentos en que habría que cultivar y exaltar otros valores con el fin de mejorar como país y exhibir otros blasones que en algún momento nos distinguieron: educación, trabajo, respeto mutuo. Sin nada que ver con las personas aludidas en la nota ni con sus actividades, el comentario que menciono me ha producido fastidio por la agresión y lástima ante la actitud de una persona mayor, dado que los más grandes debemos demostrar mesura, tan ausente del país, en general.
Nélida González


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