Año CXXXV
 Nº 49.535
Rosario,
miércoles  10 de
julio de 2002
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cartas
Celebración española

Días pasados España conmemoró el XXV aniversario de su democracia. Se reunieron en el Congreso todos los políticos relevantes del período. Las fotos de las crónicas muestran rostros distendidos, alegres, sonrientes. Da gusto ver juntos a Suárez, Felipe González, Calvo Sotelo, Aznar, Guerra, Carrillo y tantos otros, compartiendo escenas de camaradería sin camelo. Ayudando a levantar de sus poltronas a los más ancianos adversarios políticos. Se diría que España es fiesta, aunque no faltan agoreros. Vale entonces recordar que en 1937 el poeta Antonio Machado escribía "cuando pienso en un posible destierro en una tierra que no sea esta atormentada tierra española, mi corazón se llena de pesadumbre. Tengo la certeza de que el extranjero significaría para mí la muerte". Estos rostros de hoy nos dicen, pues, que la alegría viene luego de una síntesis colectiva coherente: la discrepancia en paz. Luego que el dolor sin olvido halle cierto campo de luz. ¿Cuándo me van a dejar salir?, se pregunta desde la oscuridad el ciego Faulkner. Y como esta angustiosa pregunta recorre los corazones desgarrados argentinos, muchos dirían con Quevedo: "No he de callar, por más que con el dedo ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?". Pero, tan cercanos están a nosotros aquella celebración como el morboso destierro. Son evitables cálices de medio siglo como los de España o los de Cuba. Pero es necesario superar la barbarie del momento. Por eso Ortega y Gasset nos dijo "Argentinos, a las cosas".
DNI 6.139.366


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