Un 9 de Julio con frío y sin público. A media mañana de ayer en la explanada del Monumento a la Bandera el Día de la Independencia convocó sólo a autoridades oficiales, civiles y militares, pero no a los rosarinos. En ese marco, la protagonista de la jornada fue la homilía de la Iglesia, en boca del obispo Luis Collazuol, donde se exhortó a la dirigencia política a que termine "con los caciquismos e internismos partidarios". La breve conmemoración incluso no tuvo en esta oportunidad el tradicional chocolate que se servía en el Palacio de los Leones.
Con muy pocos fieles en la catedral, los primeros bancos fueron ocupados por el vicegobernador, Marcelo Muniagurria, el intendente Hermes Binner, parte de su gabinete y algunos concejales oficialistas, además de las autoridades de las fuerzas armadas y de seguridad. Brillaron por su ausencia el resto de los ediles y salvo alguna honrosa excepción los miembros de la Legislatura.
Con el coro del Jockey Club a la derecha del altar y las banderas de las fuerzas de seguridad y armadas a la izquierda, Collazuol pidió por la transparencia de los próximos comicios y acaso dio la versión eclesiástica de la consigna "que se vayan todos".
"Se requieren dirigentes idóneos, con sustento popular. Es necesario que los actos electorales no sean barajar y dar de nuevo con el mismo mazo, porque muchas de sus cartas están marcadas", sentenció.
Pero hubo más y en consonancia con el discurso que la Iglesia viene llevando adelante el obispo auxiliar también criticó al Fondo Monetario Internacional (FMI), y "a la avaricia particular de las personas o grupos, hasta de naciones que imponen condiciones de sumisión que están humillando a la Argentina". En ese marco, particularizó a la dignidad del trabajo para todos "como antídoto al imperialismo internacional del dinero".
Signos de esperanzas
A pesar del crítico contenido político del discurso eclesial, Collazuol dejó abierta una puerta para la esperanza. El obispo tomó como referencia el masivo acto del 20 de Junio pasado en el que miles de personas participaron de la ceremonia y desfilaron con la bandera de seis kilómetros de largo. "Los argentinos podemos coser y llevar, no un emblema, sino una Nación", aseveró.
El obispo resaltó la participación de los niños, los jubilados y los trabajadores en ese acto y a la vez destacó la ausencia de quienes "no se animan a tomar la bandera, porque siguen con las manos en la lata, enriqueciéndose en un país que se hunde en la pobreza".
Tanto Muniagurria como Binner resaltaron las palabras del obispo y ambos coincidieron en elogiar la homilía del Día de la Independencia. Acaso no se les pasó por alto que ellos bajaron del palco y ayudaron a transportar la bandera rosarina junto a la gente.